Por Roberto Fernández Blanco.-

Hace un par de siglos, cinco campesinos de nombres Juan, Pedro, Luis, Mario y Carlos, se asientan en un valle fértil (el Valle de los Cinco), distribuyéndose la tierra en cinco parcelas de igual superficie.

Todos ellos, con sus ancestrales métodos, producen tomates, tres por día, lo suficiente para alimentarse y sobrevivir.

El primero de los nombrados, Juan, de espíritu inquieto y creativo, inventa una herramienta que le permite multiplicar la producción de tres a diez tomates por día. Da así comienzo a la “Revolución Industrial”.

Por producir más se convierte en el más rico del grupo. Consumiendo tres por día, le restan siete tomates con los que puede acercarse a una aldea cercana y canjearlos por zapallitos, mandarinas, etc., o adquirir una moto Harley Davidson en cuotas.

Juan continúa así progresando con el proceso de libre intercambio (comercio, mercado) y pasa a vivir en más cómodas condiciones que el resto del grupo. Una mejor vivienda, piscina y otros beneficios.

Inquieto por naturaleza, da un nuevo paso en el desarrollo de su herramienta, la que le permitiría volver a duplicar su producción a veinte tomates por día pero que, para llevar a cabo su nuevo emprendimiento, necesita la asistencia de otra persona.

Convoca a su vecino Pedro y le ofrece contratar su asistencia a cambio de compensarle su prestación con seis tomates diarios, esto es, el doble de lo que Pedro está produciendo, con el beneficio adicional de lograrlo con un menor esfuerzo físico merced a la herramienta inventada por Juan.

Sin dudarlo, Pedro acepta la opción para evadirse de su básica condición de campesino raso y progresar hacia una condición de vida más confortable.

Como resultado, Juan, merced a sus méritos, creatividad y naturaleza emprendedora, crece en riqueza y bienestar, en tanto Pedro ha escalado en su condición social mejorando su calidad de vida.

Luis, Mario y Carlos continúan en su primitiva condición.

Se inicia la Revolución Industrial (Rápida Evolución Productiva)

La Revolución Industrial generada por Juan, resquebraja la rigidez de los estratos sociales Monarquía/Esclavitud, Feudalismo/Servidumbre generando un proceso liberador progresista, el de una movilidad social basada en la libertad de acción, la capacidad creativa y productiva de riqueza y el libre intercambio que permite a los más emprendedores encaramarse al acelerado proceso de desarrollo, hecho que moviliza a los más desarrapados (Lumpen) de aldeas vecinas, a lanzarse en busca de una oportunidad de progreso en este meteórico proceso de Revolución Industrial que se expande en el Valle de los Cinco.

Se evidencian los narcisismos

En tanto el vecino Luis continúa pasivamente con su vida campesina, un particular efecto se genera en los vecinos Mario y Carlos.

Las personas actuamos y nos expresamos en la vida cotidiana según nuestros impulsos narcisistas.

El narcisismo se alimenta y se expide en base a impulsos de las características de dos columnas opuestas, una de un narcisismo positivo/productivo y otra de un narcisismo negativo/improductivo/destructivo.

Como ejemplo sintético, en la primera columna se ubica el Amor y en la segunda su opuesto el Odio.

Está en la naturaleza emocional de cada persona el actuar según los impulsos y la intensidad del componente que prevalece en su estructura psíquica, según le brote o según le permita o estimule optar racionalmente.

En lo que a este análisis resulta consideraremos dos prevalecientes impulsos contrapuestos.

El positivo impulso Orgullo es la satisfacción personal íntima de haber actuado de manera pacífica y respetuosa en el desarrollo y logro de una acción creativa y productiva.

Este impulso está en contraposición con el negativo impulso Vanidad que surge de una pretensión frustrada, el creerse merecedor de lo que no se es capaz de producir, que conduce al individuo al resentimiento y a la agresividad.

La pulsión positiva del Orgullo es la Admiración, que lleva a tratar de emular y replicar actos productivos.

La pulsión negativa Vanidad genera Envidia, un sentimiento ruin que busca destruir o repudiar con rabia y rencor todo aquello que el psicópata (trastorno narcisista) no es capaz de lograr por su impotencia y lo impulsa a desplegar mecanismos para dañar por cualquier medio a quien es objeto de su envidia.

Así resultó que para mediados del siglo XIX, la Revolución Industrial, potenciada por el libre y poderoso impulso de los emprendedores, motorizó el progreso que al día de hoy disfrutan los países que han sabido estimular y practicar el libre accionar de los generadores de riqueza, los emprendedores de todo nivel y condición social, en libre interacción y libre intercambio, operando bajo las pacíficas y constructivas interacciones entre personas y pueblos por encima de todo tipo de fronteras.

Pero, en tanto, ¿qué sucedió con los campesinos Mario y Carlos?

Mario, con su impulso positivo de admiración y su deseo de progresar para mejorar su condición social, rápidamente se sumó al proceso de la Revolución Industrial elevando su nivel de vida participando en la producción de riqueza, interactuando e intercambiando en su beneficio (y en beneficio de quienes interactuaron con él) los frutos de su trabajo productivo.

El reconocimiento explícito de la progresista Revolución Industrial, fruto de la libre Acción Humana, fue fuertemente elogiado por el joven socialista liberal evolutivo Friedrich Engels [luego exitoso empresario textil] en su redacción del Manifiesto Comunista [ver Sector I: “Burgueses y Proletarios”], manifiesto que Karl Marx completara con su enfoque reaccionario combativo.

En tanto Carlos, con un proceso emocional negativo, sintiéndose impotente y sin intentar potenciarse, se sumergió -improductivo- en un sentimiento de envidia, de frustración, de resentimiento y de rencor, una fijación obsesiva incitando a una rebelión reaccionaria contra el salto progresista y la movilidad social activados por la Revolución Industrial, acusando de abusadores y explotadores a Juan y a quienes se sumaban con Juan al proceso de desarrollo industrial, exacerbando agresivas emocionalidades e instalando y fomentando un supuesto enfrentamiento [lucha de clases] con el propósito final de saquear y despojar a los emprendedores de sus logros, de los frutos de sus generadas riquezas y de los más eficientes medios de producción por ellos creados.

Así llegamos al siglo XXI

Se bifurcó el rumbo de la humanidad a partir del siglo XX generando un torpe y destructivo enfrentamiento ideologizado, los unos avanzando por el nuevo camino progresista de los emprendedores de la liberal Revolución Industrial (a los que se sumó Mario), gestores del desarrollo, del bienestar y de las enormes mejoras en la calidad de vida que hoy disfrutan los pueblos que adoptaron este estilo de convivencia comunitaria, en tanto que, los otros, con Carlos a la cabeza, continúan siendo parte de los enardecidos improductivos que se agruparon en una secta reaccionaria e involucionista [sectarismo marxista] que aún pretende imponer [sobre la dinámica de la Revolución Industrial que sigue -al día de hoy- generando nuevas y crecientes formas de riqueza] la idea de una supuesta réplica del conflicto del antiguo régimen de estamentos sociales rebautizado por Karl Marx como antagonismo y lucha de clases con el supuesto de explotación por plusvalía por parte de los emprendedores [contradicho por el bienestar y movilidad social por estos generado], dando lugar a procesos regresivos con asociaciones ilícitas que vienen engendrando gobiernos despóticos, populistas, centralizadores y concentradores del poder, inescrupulosos y corruptos, con las consecuencias de enfrentamientos sociales, creciente delincuencia y generalizada pauperización social.

No olvide el ciudadano argentino que el concepto gobierno no es monarquía absoluta sino administración, que sus integrantes [funcionarios] son empleados públicos a sueldo de sus mandantes [esto es, de nosotros, los soberanos ciudadanos, los que producimos las riquezas con las que los empleamos], empleados que deben limitarse a ejecutar las específicas atribuciones que en ellos se han transitoriamente delegado [que impúdicamente rebasan], debiendo cumplir con los compromisos asumidos que sirvieron para concederles el temporario mandato y sin poder por ello arrogarse autorización alguna para apartarse de sus límites tal como suelen hacerlo creídos de ser ungidos con poderes absolutos.

Seamos prudentes, precavidos y decididos

No designemos los ciudadanos, ni permitamos, que los conocidos personajes descarriados sigan encaramados en el poder con sus huecas y engañosas promesas, sus falsedades, embriagándose con las mieles de un indebidamente arrogado poder absoluto, abusando de privilegios y beneficios, centralizando y concentrando la suma de los poderes públicos, instalándose parasitariamente con pretensiones de perpetuidad, enriqueciéndose corrupta y vorazmente valiéndose de mecanismos de coerción, coacción, represión y explotación por expoliación impositiva y mediante espuria emisión -en creciente espiral- de la cantidad de moneda [inflación monetaria] para cubrir sus tropelías, sometiendo a nuestro pueblo a las peores formas de tiranías, las de estas cuasi-Monarquías Absolutas Lumpen Proletarias [retardatarias, regresivas e involutivas] que con sus ramificaciones feudales se han ido extendiendo como gramínea tóxica por toda Latinoamérica ocultando sus perfidias bajo un mentiroso disfraz progresista.

Libres de impulsos emocionales y adoctrinamientos subliminales, sepa esta vez votar mejor el pueblo argentino eligiendo criteriosamente a sus próximos empleados públicos en base a compromisos concretos, idoneidad y capacidad para ejecutar con eficiencia y honradez los ya imprescindibles cambios requeridos por la ciudadanía para salir de esta decadencia a las que nos ha sometido la sucesión de ineptos e inescrupulosos afanípteros que con sus falaces promesas se han venido alternando en las instituciones del Estado aferrados cual garrapatas al cuerpo social argentino desde hace casi un siglo.

Addendum

Para mejor aclarar nuestras ideas y opciones, preguntémonos el ¿Por Qué? [causa, razón o motivo] de la encarnizada y carente de escrúpulos batalla entre postulantes “políticos”, salvo por la de ir en busca del jugoso botín que implica convertirse en un muy bien pagado mantenido público [funcionario] con acceso al manejo indiscriminado, mañoso y corrupto, de los recursos expoliados al pueblo productor mediante sobrecargas impositivas [incluidas la emisión espuria de moneda para cubrir déficits improductivos, endeudamientos inescrupulosos del Estado manipulados por el gobierno de turno, el control mafioso sobre empresarios con tarifas populares forzadas de servicios públicos para hacerlos dependientes de subsidios del Estado con retornos obligados de favores, reconocimientos y/o comisiones al gobernante de turno, obras públicas sobrefacturadas, varias de ellas de escaso interés público, etc.] que con sus nefastas consecuencias se traducen rápidamente en el conocido enriquecimiento ilícito de los políticos [y sus cómplices] que buscan perpetuarse en el latrocinio y a la vez obtener absurdos fueros con los que se protegen entre sí para eludir las inevitables condenas que les corresponden, rebasando los límites de las atribuciones delegadas que deberían respetar y el pueblo demandar -sin duda ni demora- con denuncia y procesamiento, tal como la justicia viene –demasiado lenta y benévolamente- desvelando y condenando.

Tengamos claro y presente que el Estado es la organización política que integramos los ciudadanos del territorio Argentino bajo el concepto de Soberano Consorcio de Ciudadanos [Autoridad Suprema] para operar libre, pacífica y armónicamente respetando las normas de convivencia que hemos establecido en el Reglamento Constitucional que incluye las tres independientes instituciones subsidiarias [esto es, al pleno y exclusivo servicio de la ciudadanía]: la Administración [Ejecutivo], el Consejo Legislativo y la institución Judicial, explicitando las específicas atribuciones, obligaciones y responsabilidades que corresponden a cada una.

Sepamos los ciudadanos argentinos, en nuestra condición de Autoridad Suprema, elegir el más adecuado administrador del gasto público nacional, que no eluda ni postergue sus responsabilidades ni justifique actuaciones equívocas invocando excusas y/o chivos expiatorios y sea absolutamente respetuoso de las limitaciones, obligaciones y responsabilidades de sus atribuciones, esto es, sepamos elegir el funcionario [servidor público] idóneo capacitado para mantener la estructura básica en las más eficientes condiciones operativas [en prestaciones y ajustados costos] para facilitar los beneficios de la “libre Acción Humana”, la libre acción productiva de los ciudadanos, la de los emprendedores de todo nivel, tal como el exitoso empresario Friedrich Engels lo resaltara en su juventud en el Manifiesto Comunista en su carácter de principal coautor del mismo.

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