Por Luis Américo Illuminati.-

La imagen que acompaña al presente artículo corresponde a la portada del libro «Las Canciones de Militis», del P. Leonardo Castellani S.J. -de quien ya habláramos en una nota anterior «El hombre mediocre, homo argentus«- donde aparece un cerdo con antifaz que representa el Estado argentino cuando éste es gobernado por una casta porcina, casta bribona y despreciable que empuerca todo lo que toca. Creo que es la mejor portada para describir a la caterva K, cuyos miembros -todos ladrones, vagos y estafadores- le dan vida a un Leviatán hambriento que es un enorme cerdo hipostasiado. En la página 51 escribe Castellani: «El filósofo George Santayana soñó una vez que veía pasar cuatro caballeros en cuatro caballos, negro, alazán, bayo, y el último era blanco. Los vio pasar empenachados y armados y les dijo: ¿Adónde van? -Vamos a libertar a los pueblos. -¿Libertarlos de qué?  les gritó el filósofo. El jinete del caballo blanco le dijo: -de las consecuencias de la libertad.» De ello se sigue que en la Argentina el obsceno libertinaje o abuso descarado del Derecho es la regla y el buen uso de la libertad es la excepción. En otra página memorable dice que cuando en las elecciones hay fraude «el sufragio no sólo rima sino que es sinónimo de un naufragio». En la página 311 cita a Ramiro de Maetzu quien dijo: «el bachillerato enciclopédico en Sud América no consigue formar sino legiones de almas apocadas que necesitan del alero de una oficina pública para ganarse el sustento». Definición a la que fuerza es decir que respecto de la República Argentina hay que traducirlo así: las almas apocadas acá son ñoquis, vagos, planeros y piqueteros que viven a costa del esfuerzo de los ciudadanos honrados que trabajan y a los cuales el Gran Cerdo Leviatán «K» exprime. La mitad del país mantiene a la otra mitad, la fórmula «K» para potenciar el Gran Chiquero.

Hablando de chiqueros, piaras y de los malos olores que despiden, mefíticos, irrespirables, al vergonzoso escándalo del Chocolategate, el Yategate de Insaurralde y sus mujeres Jésica Cirio y Sofía Clérici, se suma ahora el currazo llamado «Plan Potenciar Trabajo», foco de corrupción indignante, fomentado e inaugurado con bombos y platillos por el Alberto, presidente virtual y Bufón Mayor de la «Corte de los Milagros». A tal punto llega la podredumbre del gobierno que el fiscal Guillermo Marijuán, titular de la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos relativos a la Seguridad Social (UFISeS) realizó de «motu proprio» una denuncia donde reclama dar de baja a 159.919 beneficiarios del plan social “Potenciar Trabajo” que viajaron al exterior y, a su vez, le dirigió un oficio a la ministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz para ponerla al tanto de la investigación que impulsó. En su presentación también le reclamó a la funcionaria: “Le sugiero que, además de las medidas que se tienen que tomar de manera inmediata en este caso, se extremen los controles sobre el padrón vigente de los beneficiarios». A tal punto nos toma el gobierno por idiotas que dichos «beneficiarios» viajaron en aviones y cruceros de gran lujo, a los cuales sólo pueden acceder personas con alto poder adquisitivo, viajes que incluyeron vacaciones que van de 20 a 50 días, de lo cual se desprende que los altos costos de hotelería y demás gastos inherentes no los pueden solventar personas que reciben del Estado subsidios para vivir. Una estafa monumental.

Pero lo más curioso y llamativo del caso es que, mientras Nicolás Wiñazki en «Somos buenos» (TN), difundía este currazo y mostraba las imágenes de los cruceros y aviones que utilizaron los beneficiarios del generoso plan, en forma urgente la ministra Victoria Tolosa Paz se comunicó con Wiñazki y su compañero, y, muy nerviosa y en forma atropellada, sin dejarlos hablar a los mismos, les lanzó una andanada de datos obvios sin escuchar las preguntas que intentaban hacerle, todo con el indisimulable objetivo de excusarse y convencer a los periodistas de que es ajena a las tremendas irregularidades de su ministerio. Hubiera sido mejor que no hablara, ya que dijo que estaba dando de baja los planes en cuestión. La gran duda que nos queda es: si el Fiscal Marijuán no le hubiese enviado un oficio judicial para que controle el padrón de sinvergüenzas y estafadores, la ministra nunca hubiera hecho nada ni denunciado semejante estafa al Estado. Todo habría quedado archivado y sepultado en el olvido. ¿Si no es encubridora, entonces qué grado de responsabilidad penal le cabe? ¿Omisión de los deberes de funcionario público?

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