Por Luis Américo Illuminati.-

Así como hay cumbres literarias como La Ilíada, la Orestiada, la Psicomaquia y la Gatomaquia, a la reunión entre Alberto Fernández -supuesto presidente de Argentina- y el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, por el tema Malvinas, se le podría llamar «La Boristiada» ante la inapelable respuesta que este último le dio al presidente argentino. «Ese es un tema resuelto hace 40 años atrás», le dijo como arrojándole un cross directo a la mandíbula. Y no hubo ni un mínimo intento de rechazo de tal negativa como el caso requería como respuesta o réplica de Alberto para refutar la impostura inglesa en nombre de los argentinos que murieron heroicamente en la Guerra de Malvinas donde dejaron su sangre como testimonio de soberanía. No tiene las agallas suficientes el presidente. Y Boris lo sabe.

Por eso me ha parecido apropiado publicar el manifiesto de un argentino con agallas que nació el Día de la Bandera y que en vida escribió el siguiente Manifiesto que revela la franqueza que siempre lo caracterizó, mi padre, manifiesto que estoy seguro que Belgrano y San Martín firmarían.

ARGENTINA, PATRIA AMADA E INCOMPRENSIBLE

Filosofando un viejo conocido mío, solía decirme: “Lo único que podemos elegir nosotros es la corbata y los amigos, y entre tantas cosas que no elegimos está la madre que nos trae al mundo y la patria, el lugar donde nacemos”. Ante esta evidencia tan categórica e irrefutable solía quedarme pensando y preguntándome: “¿Y si mi madre hubiera sido una prostituta, igual la habría amado? “Claro que sí -me decía- y mucho más que a una madre virtuosa”.

De la misma manera son mis sentimientos cuando pienso en mi Patria argentina. Porque el amor no condena ni juzga, todo lo comprende y lo perdona y casi siempre tiene más inclinación por el más débil o defectuoso. Y así muchos vemos a nuestra Patria prostituida y corrompida en manos de una caterva de perversos, hipócritas y traidores. Cuanto más corrupta y envilecida, más fácil de ser explotada y dirigida hacia su perdición.

Todos estos encontrados sentimientos no impiden pensar y tratar de comprender lo incomprensible; por qué somos y estamos así, o la razón de esta tendencia a la autodestrucción, o la causa de ser tan malvados y dañinos entre nosotros y tan serviles con nuestros verdaderos enemigos. El mismo José Hernández lo dice como una profecía por boca de Martín Fierro: “Pues si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”. La falta de unión y patriotismo que aqueja a la gente de esta tierra es la causa de todos sus males.

El lector habrá notado que vivimos en una sociedad de deslenguados donde se puede denostar y difamar a quien se nos ocurra. Pero, ¡cuidado! existen desde siempre temas que no se pueden tocar, que todo el mundo conoce, pero de lo que no se habla. Y en este pacto de silencio participan la dirigencia política y gubernamental, los jueces de la Nación, todos los medios de comunicación, tanto oficiales como privados, la clase ilustrada o intelectual, los legisladores de todos los bandos y los que se hacen llamar “historiadores”.

Usted puede despotricar e insultar a los gallegos, a los uruguayos, a los italianos, alemanes, turcos o nipones; pero, ¡ojo mi amigo! ni se le ocurra criticar a los ingleses ni a nuestra madre patria británica. Y esta es una de las tantas cosas incomprensibles y paradójicas a que me refiero o, mejor dicho, no incomprensibles sino inexplicables y misteriosas.

El único país de la tierra que SIEMPRE nos ha puesto palos en la rueda, que siempre nos emputeció la existencia, que ha tratado de invadirnos en tres oportunidades, que ha usurpado parte de nuestro territorio, que nos sigue provocando, que apoya y financia movimientos indigenistas anti argentinos, que nos han explotado, nos sigue explotando y sigue chupándonos la sangre a través de infinidad de empresas a lo largo de todo el país, como es el caso de las mineras que se están llevando el oro y la plata casi gratis. No hay desacuerdo alguno, precisamente de la conjura secular de los “caballeros británicos del mandil” no se puede hablar. No vaya a ser que se enoje y moleste Su Majestad Británica o el Duque de Edimburgo. Más que algo políticamente incorrecto, es un tema “tabú” en la Argentina.

Pero queridos compatriotas: ¿Qué clase de cholulos y serviles masoquistas somos los argentinos? Nosotros los piolas, cancheros y machistas. ¿Dónde están las agallas de los compadritos tangueros o las de los actuales patoteros y barrabravas? ¿Acaso somos masoquistas consuetudinarios? A decir verdad, son nuestros gobernantes gente de dudosa virilidad que permite que Inglaterra haya pisoteado nuestros derechos de soberanía, actitud de nuestros gobernantes vendepatrias que se prestan gustosamente a ello. La casta política, vergonzosa caterva o categoría humana que consienten por conveniencia o temor, por falta de dignidad y patriotismo, por lacayos y cobardes.

Cómo es posible compatriotas que después de todas las históricas cabronadas que le hemos soportamos a la Pérfida Albión, siga hasta ahora sin ser denunciado (anulado) el TRATADO DE MADRID DE 1990, donde no sólo se ratifica para Inglaterra la condición de “nación más favorecida” sino que, gracias a traidores a la patria como Menem y Cavallo, hemos pasado prácticamente a ser una dependencia más del Imperio británico.

Si así no fuere, ¿alguien me puede explicar, por ejemplo, por qué nadie quiere hablar del aeródromo que los ingleses han construido en la Patagonia (provincia de Chubut), sobre lo cual no hay ningún control estatal? La ministra de defensa no dice nada, menos los tres jefes de Estado Mayor, no sea que aquélla los despida. Y un silencio tácito y subalterno de los representantes del pueblo, nuestros “honorables” congresistas que en los temas cruciales como el que nos ocupa (y preocupa) son mudos, sordos y ciegos. Los pichiciegos serían mejor que ellos como guías del pueblo.

Por favor, que algún ser inteligente me diga qué diablos está ocurriendo en la Argentina. El suscripto ya no entiende más nada o, tal vez, entienda demasiado. ¿Estaremos viviendo acaso en un país virtual?

¿Alguien que no sea un ingenuo o palurdo diplomado, puede asegurar que somos un país soberano o medianamente soberano? ¿A nadie se le ocurre preguntarse si realmente los inquilinos de la Casa Rosada no son digitados desde afuera ¿Será éste nuestro karma nacional?

¿Y será nuestro desolador futuro andar entre las sombras del túnel del tiempo tanteando las paredes derrumbadas de lo que fueran los puntales de un país de enanos acostumbrados a rechazar la grandeza inspirada por la epopeya sanmartiniana?

Guillermo Luis Illuminati *

* Militar de la Fuerza Aérea Argentina, nacido en Buenos Aires, Hurlingham, el día 20 de junio de 1926 y fallecido en Córdoba el 18 de julio de 2013.

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