Por Paul Battistón.-

¿El riesgo habrá valido la pena?

El ensayo de derogación de organismos de negada opinión pública favorable tras haber recorrido el típico proceso argento de auto ejecución parece ser el acto favorito de la gente que Javier Milei ejecuta para los mismos en cada oportunidad posible.

Esos organismos que nacieron de una construcción a veces épica, continuaron por un perfeccionamiento, alcanzaron una cúspide, sufrieron la apropiación destructiva y de ahí el atosigante camino al descrédito asociado con la ineficiencia funcional a un grupo que así las necesita para su auto sostén hoy indicado como casta.

Da al espectador lo que espera, el anuncio de algo que ese público aspira ver concretado. En la era antes de Milei, ese espectador ni siquiera soñaba un acto reflejo de esos deseos so pena de que quien lo actuara fuera castigado por el estado presente en supresión de toda insolencia presumiblemente pro dictadura, llamando así a todo lo contrario a la corrección sumisa arrodillada ante el relato oficial.

Setenta años de imposiciones directas o provocadas (condicionamientos mediante), aplanaron voluntades, incentivaron el auto censuramiento, cultivaron cobardía y finalmente hicieron acoger lo indeseado como usual. Todo en un formato final de reverencia salvadora.

El deseo de cortar quizás se vea reflejado en la motosierra de Milei. La herramienta “venida” a recortar del camino los arbustos sembrados como “justicia social” que en la aceleración final de estos 20 años se convirtieron en el “bosque de piquetes” a la vida simple, ordinaria y ordenada de la ecuación del trabajo-recompensa.

El murmullo de la multiplicidad que nada dice ha llegado a ser la redacción hipnótica de las normas de nuestra mala existencia. Un murmullo ininteligible tan monótono en su estadío final que tan sólo fue necesario ser alcanzado por una carismática aguda estocada reveladora para que quienes la aceptaron salgan repentinamente del sopor de la resignación, además de dar nacimiento a incontables voluntades iniciadas en la libertad sin domesticar.

Todas las alarmas encendidas por posibles analogías pasadas no muy felices, por dedos señaladores, por adoctrinamientos obtusos, o por resguardo de sesuda lógica, no alarman lo suficiente (y hasta quizás tengan un efecto contrario) para frenar la marea adoradora de la motosierra.

Se apresta a acabar con quien o que, detenta el monopolio de la violencia legal y oficial, el estado entrometido en la libertad de ser individuo. ¿Qué harían desde el estado con lo que reste de la pluralidad vegetativa en la comodidad colectivista? ¿Ejercer la imposición de una libertad de la cual no son practicantes capacitados? ¿Les queda otra?

Quizás llevar el monopolio de la violencia legal y oficial a su mínima expresión para dejarlos libres de la intromisión minuciosa y molesta del mismo, todo rumbo a una nueva pluralidad individualista.

¿Si la mayoría se manifiesta en una voluntad individualista asociada con las libertades propias del individuo, el direccionamiento autoritario habitual de las mayorías será de una obligación irrespetuosa hacia el estado?

¿El nuevo destino será ser “esclavo” de una ráfaga de libertad mediante una sumisión a un desconocimiento de un estado presente?

¿Qué puede saciar la sed de un loco sino su propia sangre? (Gibran Kahlil Gibran)

¿Quién puede cambiar el mundo sino un loco?

La cobardía apagada, la autoestima leonizada, la invisible resignación finalmente expuesta, todo sumado para dar una resultante apuntando a nuestra salvación o destrucción (no discernible). Los restantes caminos son percibidos como continuidades o salidas agonizantes (no por ello sin cultores).

Han concluido en ser realistas y pedir soluciones mágicas, es Argentina, no podemos pedir menos, sería contradictorio.

Si Bullrich carece de más violencia razonable para ofrecer, su camino está limitado entonces. Por el contrario, si la ofrece, puede encontrar limitaciones internas; el halcón no ha domado sus halconcitos, sólo se les ha impuesto. El león, en cambio, ha hecho el trabajo desde un principio; sólo se ingresa domado. El pasado, mientras tanto, sólo tiene una oferta limitada al alcance de la memoria retroactiva que comienza a acortarse. Massa se está quedando sin pasado de soporte; la motosierra ha procedido a recortarlo de antemano.

Milei ha empujado un corrimiento de la escala temporal, lleva por ahora consigo el origen de coordenadas, cualquier manifestación de peronismo explícito ha sufrido por consiguiente una reubicación hacia la prehistoria, el resto corre apurado.

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