Por Luis Américo Illuminati.-

Estoy escribiendo estas líneas tres días antes de las PASO (10 de agosto de 2023), de modo que probablemente sean leídas a posteriori. Y pueden suceder tres cosas este domingo. La primera, que gane Bullrich o Larreta, la segunda que gane el oficialismo y la tercera, que las elecciones no puedan llevarse a cabo. Mi pronóstico es el siguiente. Para este domingo 13 doy por perdedor al oficialismo y ganador a uno de los candidatos de Juntos por el Cambio, lo cual se repetirá el 22 de octubre. Digo que Argentina tiene un pozo ciego o ciénaga sin fondo -como dijimos en otro sitio- que cada día se hace más grande, todos caeremos irremediablemente en él, los argentinos honestos y la lacra: ladrones, pillos, zurdos golpistas, peronchos, narcos y toda la gavilla de apátridas y mercenarios. Son malos perdedores que no aceptan que el poder se les termina.

Lo que mal empieza mal acaba. Quisieron sembrar caos, confusión, alarma y miedo y les salió el tiro por la culata. Uno de los revoltosos que atacó a la policía sufrió una descompensación y sufrió un infarto masivo y pese a ser rápidamente asistido, falleció. Entre las buenas y malas intenciones, está la luz de la verdad, la paz y el bien común. Y eso es lo que les sucedió a los manifestantes de la izquierda atrabiliaria. El objetivo siniestro no tuvo el resultado esperado, uno de los principales agitadores convulsionó. Y como viles que son los que lo acompañaban utilizan esa muerte para rarificar la atmósfera y crear un clima tenebroso de violencia. Si queremos que la verdadera democracia triunfe y se acabe la repugnante demagogia que gobierna, no debemos permitir que las mafias del kirchnerismo se salgan con la suya. Ya saben que van a perder, incluso adelantaron que va correr sangre (Pablo Moyano y Grabois).

El otro día le escuché decir a un hombre que conozco desde hace muchos años -testigo de la historia de los últimos setenta años de la Argentina- una verdad grande como una casa. Decía el hombre: «Se me revuelve el estómago cuando oigo a estos malditos facciosos -eternos provocadores, falsas víctimas- llamarse entre ellos compañeros. El compañero delegado, el compañero presidente, a lo cual cabe agregar el compañero Satanás».

El odio que los embarga se lo quieren endosar a los que no comulgan con el desorden, la corrupción y la inmoralidad. Con el infarto del manifestante -Facundo Molares- en el Obelisco, los de izquierda -en connivencia con el kirchnerismo- quieren enturbiar este domingo la viabilidad y buena marcha de las PASO porque saben que pierden por paliza. ¿Cómo puede ser que dos ministros, uno de seguridad (Aníbal Fernández) y el otro de Transporte (Giuliano) hayan puesto en duda que vaya haber elecciones? Desde mi punto de vista ambos estarían incursos en los delitos comprendidos en el Título 10, Capitulo 1 del Libro segundo del C.P. -«Atentados al orden constitucional y a la vida democrática». Es evidente que estamos en presencia de una conspiración, un golpe de estado. Todo indica que Aníbal -factor pasivo de la inseguridad general del país- nunca podía haber dicho eso sin saber que hay en marcha un plan para frustrar las elecciones.

El anarquista Luis D’Elía, Nicolás del Caño, la Gómez Alcorta y toda la nómina de licántropos y vampiros unidos, ya han salido a inventar un falso mártir. Ya decretaron su asesinato, son fiscales, jueces y verdugos, todo a la vez. Lo mismo hicieron en 2017 con el militante Santiago Maldonado para culpar pérfidamente a la Gendarmería. El muerto Facundo Molares Schoenfeld fue militante y guerrillero de las FARC y garante de Evo Morales en la Argentina, además tenía sobre su cabeza un pedido de captura de Colombia.

El Guasón «K» candidato a presidente

Cretina Elizabet Satanoski había elegido 4 años atrás a Alberto Fernández como compañero de fórmula y como Guasón «K» para «guasificar» la Argentina. Defendió a los delincuentes como «un padre», le abrió las puertas de las cárceles con el pretexto de la pandemia y no le importó un comino todas las víctimas que causaron sus «hijos» adoptivos. Ni a él ni a K’aníbal ni a Axel ni a Berni les competen las muertes de Morena, del médico de Morón ni la del profesor de Guernica ni ninguna muerte de la larga lista de la inseguridad macabra. A último momento, la jefa condenada decidió darle el mismo papel siniestro a Sergio Massa. ¡Corre, corre… Sergio, que tal vez alcances a la liebre!

El Infierno «K»

Estamos viviendo en el Infierno argento-peroncho-kirchneriano, con toda clase de pistoleros, criminales, motochorros, drogadictos y zombis que te matan por una mochila o un celular como a Morena. Ni que ganen Patricia Bullrich o Larreta estos vampiros y licántropos van a dejar en paz a la Argentina. No hay águilas ni cóndores, sólo gallinas y gallos viejos. Todo se paga. Lamentablemente, la parte sana del pueblo se dejó convencer y dejó que Alfonsín y después los Kirchner metieran presos a los que impidieron que fuéramos otra Cuba, ahora hay que rogar que el suelo que pisamos no se hunda. Los que ayer se ensañaron y con insidia y alevosía mataron, secuestraron y pusieron bombas -que abrieron una grieta profunda que no cierra- son los mismos que hoy gobiernan la Argentina. Cretina Elizabet Satanoski lidera la movida tenebrosa. ¿O te cabe alguna duda?

Garantismo inverso

Natalia Zaracho, diputada kirchnerista que en abril trató de impedir la detención de Marcelo Álvarez, uno de los motochorros que asesinó en Lanús a Morena, una niña de 11 años. Zaracho tiene primario incompleto, pero integra la Comisión de Legislación Penal; figura en la lista de Máximo Kirchner, una pistolera que forma parte de la tenebrosa banda «K» que protege a los lobos para que maten a las indefensas ovejas (zafaronismo o garantismo inverso). Aníbal, Berni, Axel, Alberto y Cretina, mutis por el foro -sordos, ciegos y mudos- en el crimen de Morena.

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