Por Luis Américo Illuminati.-

He tomado la famosa canción «Jump» (https://fb.watch/p82k79IIr8/?mibextid=Nif5oz) para alejar las malas ondas del peronchismo, que se retuerce en el piso de impotencia. Un tal Mike Terrana -que no tengo idea quién es- toca el Jump en memoria de Eddie Van Halen, fallecido en 2020. La cruza del león con el águila se denomina Grifo, animal fabuloso esculpido en el exterior de las catedrales medievales, como símbolo de unión del cielo con la tierra. Se acabó en la Argentina la era de los zombis y los orates. El Grifo viene a reemplazar a la Gran Serpiente y la batería al gastado bombo peronista. El Grifo​ (del griego: γρυφος, gryphos; persa, shirdal, «león-águila») es una criatura mitológica, cuya parte frontal es la de un águila gigante, con plumas blancas, pico afilado y garras poderosas. La parte posterior es la de un león, con pelaje amarillo, patas musculosas y cola larga.

La caterva de indeseables que prometen voltear a Milei, váyanse al carajo. También los parleros, agoreros y sabelotodo, que pronostican como si fueran arúspices romanos fallas, errores y desviaciones del DNU que firmara el presidente Milei para la desregulación de la economía. Un paquete de medidas que modifica más de 300 leyes -haciendo legítimo uso de una atribución que autoriza la Constitución Nacional- siendo que el barco entregado el 10 de diciembre pasado está encallado entre las rocas.

El kirchnerismo le ha entregado a Milei un Estado moribundo, infartado, y quien está ahora tratando de resucitarlo, aplicándole el desfibrilador, es Javier Milei; déjenlo trabajar, entonces, los idiotas útiles y expertos en materia oscura. No se han dado cuenta de que estamos en estado de emergencia, y el paciente enfermo no se lo puede salvar con aspirinas y medicamentos truchos como hicieron los enfermeros Alberto y Massa, auspiciados por Cristina, directora ejecutiva de la clínica de terror del doctor Cureta.

Y no hay tiempo para que los poltrones del Congreso deliberen «sine die», chicaneando y pasando vergonzosamente por alto el tremendo desastre que dejó el gobierno saliente. Desde todo punto de vista un naufragio total. La nave se fue a pique y todos estamos flotando agarrados a una tabla o a un salvavidas. Y de esos legisladores no hay uno solo que sea inocente; son todos adictos, lacayos, sirvientes y corresponsables de la monumental corrupción y mala praxis de esa maquinaria infernal que es el kirchnerismo, convertida ahora en máquina de impedir. Milei no es Mandrake. Es un ser humano cuyo gobierno recién comienza a andar y a recoger los restos del país hecho pedazos. Cuando un país ha colapsado como la Argentina, los «catedráticos» y «profesores académicos» no sirven mucho; son ilustres criticastros a destiempo, se convierten en leguleyos, sabihondos extemporáneos, máxime cuando hace 20 años que el Estado de Derecho es una entelequia.

La subespecie K (zombis)

Coadyuva para socavar el orden y la autoridad legítimamente constituida una subespecie de individuos con cerebro atrofiado: los peronchos K, que intelectualmente están cien veces por debajo de los neandertales. De modo que es muy difícil aceptar que sean primos o hermanos de estos últimos. Menos tampoco aceptar que desciendan del mono, lo cual sería insultar a esta especie tan noble. La turba piquetera está formada por zombis que no razonan ni piensan ni trabajan, son seres programados (por el método de reflejos condicionados de Pavlov) exclusivamente para vivir de arriba y hacer daño.

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