Por Oscar Edgardo García.-

El Mar Argentino se convierte en una verdadera ciudad flotante con los innumerables buques pesqueros provenientes de países extranjeros, principalmente de bandera china, que se instalan de manera creciente para llevar a cabo la captura de las distintas especies marinas, actividad que se realiza comúnmente de forma ilegal porque los buques navegan de modo prohibido dentro del límite territorial de las 200 millas marinas realizando la pesca en aguas en las que el país ejerce soberanía con derechos de exploración, explotación, conservación y administración sobre los recurso vivos y no vivos.

Solamente la pesca ilegal de calamar le produce al país una pérdida anual superior a 2.000 millones de dólares, cifra que se acrecienta significativamente con el resto de las especies capturadas a lo largo de un año.

Además, la pesca se desarrolla poniendo en serio peligro la sustentabilidad de los recursos marinos porque la actividad se despliega de manera desaprensiva y sin respetar los tiempos de desarrollo de las especies que habitan el mar.

La Armada Argentina adquirió últimamente cuatro patrulleros para fortalecer el control de la pesca ilegal de las flotas pesqueras chinas que navegan dentro de los límites marítimos argentinos depredando sus recursos ictícolas.

Sin embargo, el presupuesto del gobierno para el año 2022 disminuyó los gastos en defensa en un 18.50% lo que obliga a la Armada a reducir su funcionamiento a la mínima expresión impidiéndole cumplir con sus funciones básicas, lo cual compromete la apropiada defensa del mar territorial ya que los recursos disponibles no permiten que la totalidad de la flota lo patrulle adecuadamente, con el consiguiente perjuicio económico y político para la Argentina.

A raíz de ello, recientemente Alberto Asseff, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, manifestó que los buques oceánicos adquiridos a Francia continuarían amarrados en la Base Naval de Mar del Plata en vez de estar controlando la pesca ilegal y que, además de los extranjeros, hay pesqueros argentinos que cruzan la milla 201 para vender su producto a precio de dólar real para luego regresar a puerto argentino con escasa pesca para consumo interno, lo que redunda en problemas para la economía regional y el normal provisionamiento de tales alimentos en el país.

Los ministros de Defensa y de Economía deberían prestar especial atención a este serio problema y focalizarse en la ejecución de las acciones necesarias para dotar de los recursos necesarios a la Armada Argentina para que la totalidad de la flota pueda operar completamente en el territorio marítimo de modo de preservar los recursos ícticos y evitar la exportación ilegal con la consecuente pérdida de divisas tan necesarias en la actualidad para las reservas del Banco Central de la República Argentina.

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