Por Luis Américo Illuminati.-

José Ortega y Gasset escribe que, si permitimos que las cosas en torno nuestro o las opiniones de los demás nos arrastren, dejamos de ser nosotros mismos, padeciendo una alteración de la realidad (Ortega y Gasset, 1953, p. 96). Por su parte, Heidegger afirma que vivimos una vida inauténtica cuando nos dejamos sofocar -incesante bombardeo- de habladurías y la avidez de novedades y trivialidades (Heidegger, 2015, pp. 169-172). El pensamiento crítico por sobre la liviandad, la irreflexión y la enervación de la inteligencia. Procuramos, no sin gran agobio, tener la casa, el auto y las vacaciones que los otros tienen. ¿Qué es lo que hacemos de nuestras vidas? Lo que el mundo sutilmente nos impone. Vivimos una vida vacía e indistinguible de la de los demás, es la vida del rebaño adoctrinado. Vivimos en el reino del “se”, donde gobierna totalmente el “se” dice o el “se” hace. ¿De dónde vienen este frenesí, esta vida alterada, esta existencia inauténtica? En esta situación de crisis y degradación permanente el ciudadano se transforma en un muñeco de trapo, una marioneta de hilos invisibles o un trapecista caminando en la cuerda floja sin redes que lo salven si cae al vacío.

La Srta. Lali Espósito habla de «lo triste y peligroso» en referencia a Javier Milei, pero nada dice de su amigo Jay Mamón, un verdadero peligroso o Tinelli, el show-man argento. ¿Y la lista de pedófilos famosos que Natacha Jaitt estaba por denunciar, misteriosa muerte que todavía la justicia investiga? ¿Los motivos no serán porque Milei está a favor de la vida y no del más ignominioso de los crímenes: el aborto? Esta posición y toma de conciencia engendra odio, rechazo, persecución y difamación.

No es la primera vez que mercenarios y falsos artistas como Moria Casán, Dady Brieva, Pablo Echarry, su esposa Nancy Dupláa, la susodicha Lali, L-Guante y otros oráculos mediáticos como el rapero «Trueno» -Mateo Palacios Corazzina- se arrogan el derecho de hablar en nombre de la farándula ramplona y sus fanáticos le rinden honores. Trueno les dice a sus congéneres: «Tus derechos son lo único que tenés. No te regales». Trueno, ¿De qué derechos hablas? ¿Del «derecho» de los libertinos y la crápula? ¿Y los derechos del resto (85 ó 90%) de los argentinos? ¿Y el derecho de Morena Domínguez, la nena de 11 años asesinada en Lanús? ¿Es mejor regalarse al kirchnerismo donde «todo vale»? «La hormiga por odio a la cucaracha vota el insecticida. En cambio, el grillo, más prudente se abstiene y canta el Himno a la Alegría de Beethoven. El rapero «Trueno» viene a ser una copia berreta de Thor, dios de la mitología nórdica, guerrero que, vez de espada portaba un martillo con el que golpeaba las nubes para descargar tormentas y aguaceros. El rapero recita una oscura jerga de protesta que convoca a sumarse a la movida involutiva que proclama el regreso del hombre a las cavernas.

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