Por Guillermo Cherashny.-

El gobierno de Alberto Fernández no sólo es criticado por la vicepresidente y La Cámpora sino también por los gobernadores y dirigentes sindicales que no la quieren a Cristina y pensaban que el presidente lanzaría de una vez por todas «el albertismo». Pero eso nunca pasó y ya perdieron las esperanzas. No es lo más grave, porque esos sectores que son dirigentes históricos del peronismo están viendo el ascenso imparable de Javier Milei en sus distritos y su problema no es si está bien o no acordar con el FMI. El miedo que comentan es que el desastroso gobierno del presidente con un gabinete de ministros que son casi todos unos cachivaches cada día pierde más imagen positiva y aumenta la negativa. Además, la palabra presidencial no tiene valor y el deterioro es creciente y el temor es que en el 2023 el Frente de Todos sufra un papelón electoral y de ahí que todos ellos piensen adelantar las elecciones provinciales de modo que sólo la Provincia de Buenos Aires vote simultáneamente con las presidenciales y que en esa compulsa el gobierno termine en el tercer lugar después de Javier Milei, que ya mide el 20% a nivel nacional.

En las elecciones legislativas el gobierno obtuvo el 30% y, a más de seis meses de esa fecha, la inflación luce imparable y el gobierno mete la pata todos los días y sólo un amplio cambio de gabinete que reemplace a los cachivaches con gente seria y un plan económico de estabilización y desarrollo pueden cambiar las expectativas. Pero, como el presidente piensa que le va muy bien y sigue alejado de la realidad, el futuro es negro y el tercer puesto está a la vuelta de la esquina.

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