Por Guillermo Cherashny.-

La comedia de horrores que protagonizaron Gabriela Cerruti y el community manager del presidente que le maneja el Twitter fue un despropósito total. En efecto, ante la nota de Jorge Liotti en «La Nación», fue un claro ejemplo, ya que la portavoz del gobierno, no de la coalición como ella pretende, fue muy torpe al dar lecciones de periodismo a la corresponsal del matutino y a su secretario de redacción, al exigir la confirmación con dos fuentes más y al negar la realidad. La fuente americana fue del Departamento de Estado o bien de la embajada de la calle Darregueira y no necesitaba ninguna confirmación, porque los exageraciones verbales del presidente en Rusia, China y Barbados sólo merecían una o dos respuestas; a saber: sin comentarios o tenés otra información y no atacar a la corresponsal y luego reafirmar por Radio 10 el ataque al periodismo en general.

Lo del community manager del presidente en Twitter fue más grave al darle RT a un twitero oficialista que calificó al periodismo como una vergüenza nacional; marcó un récord de desatinos. Lo peor del caso es que la información era cierta y la vocera se rectificó al día siguiente y el presidente al segundo día tuvo que reconocer que el gobierno de Biden intercedió ante el board del FMI en favor del país.

En realidad, Alberto Fernández está molesto porque el presidente de los Estados Unidos no le concede una reunión bilateral, seguramente por los apoyos internacionales del gobierno a Venezuela, Nicaragua y Cuba. Además, el presidente se autopercibe como el líder de la izquierda latinoamericana o pretende serlo, condición que no le reconoce el gobierno americano.

Cuando señalamos que Gabriela Cerruti se considera portavoz del Frente de Todos, la realidad demuestra lo contrario, ya que a la vicepresidente y Máximo Kirchner les interesa incomodar a los americanos y al líder del Frente Renovador. Todo lo contrario y es más, ni el jefe de gabinete, ni el canciller la criticaron internamente y están molestos con la versión no confirmada de que la portavoz aspira a ocupar la jefatura de gabinete.

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