Por Carlos Tórtora.-

Las 10 medidas anunciadas por el Ministro de Economía Luis Caputo encendieron las alarmas en la nueva oposición pero con un marcado sesgo de prudencia. Esto se explica por varias razones. Para empezar, el alto nivel de popularidad de JM hace que el ajuste cuente en principio con apoyo popular. En segundo lugar, los anuncios de Caputo todavía no se tradujeron en medidas concretas, es decir que falta la letra chica. Tercero, toda la dirigencia opositora estaría de acuerdo en que sería necesario que el ajuste cause sus efectos para que haya una reacción social opuesta al gobierno. En el medio de esto, están los sectores más golpeados, como ATE y demás gremios estatales, que tendrán una importante caída de puestos de trabajo en las próximas semanas. Por su parte, la Unidad Piquetera ya convocó a una movilización para el próximo 20, aniversario de la caída de De La Rúa y que será el primer test importante de movilización popular.

Cristina tiene la palabra

La principal incógnita es qué hará el kirchnerismo ante el inicio de aplicación del ajuste. Cristina Kirchner acaba de sobrevivir una vez más al riesgo de la pérdida de poder dentro del peronismo. Conserva casi intactos los dos bloques del Congreso y el gobierno de Buenos Aires, donde Axel Kicillof acomodó en su gabinete a las distintas facciones K. Uno de los temas a dilucidar es si en lo inmediato el kirchnerismo se limitará a ejercer la oposición parlamentaria o bien se plantará con posturas más fuertes. Las señales indican que ahora predomina la necesidad de negociación con la Casa Rosada, sobre todo por parte de Kicillof, que depende de un acuerdo con Caputo.

En síntesis, por ahora sólo habría reacciones focales al ajuste hasta ver si el humor social cambia y se produce una reacción en cadena. En este aspecto, Milei corre con una variable imposible de controlar: ni el gobierno ni nadie puede saber si el caudal de apoyo al gobierno se erosionará rápidamente o no. Por este punto pasa el eje de toda la política nacional.

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