Por Carlos Tórtora.-

El proyecto de ley para suspender la celebración de las PASO en el 2021 llegó al Congreso con la firma del diputado Pablo Yendlin (Frente de Todos, ligado a Juan Manzur. Pero el sostén político de la iniciativa son la totalidad de los gobernadores peronistas que salieron públicamente a respaldar la iniciativa con dos razones fundamentales: la pandemia y el excesivo costo de las PASO. Ante esto, el bloque de la UCR en diputados replicó con la idea de atrasar un mes las PASO y abaratarlas mediante la instrumentación de la boleta única. Volviendo a los gobernadores peronistas, su marcado interés en el tema obedece a la profunda confrontación que está dándose, aunque silenciosamente, entre el PJ y el aparato de La Cámpora. La conducción de esta última ya tomó tiempo atrás su decisión de tomar el control de las estructuras del PJ en todos los distritos del país. Hasta un tiempo atrás existía un debate entre los camporistas acerca de si construir políticamente por fuera o por dentro del PJ y triunfó la segunda postura, la única que le garantizaría al kirchnerismo prolongar su hegemonía aun estando fuera del poder. La experiencia indica que Cristina Kirchner resistió los embates del peronismo anti-k en parte porque pudo seguir controlando, a través de José Luis Gioja, al PJ nacional. En prácticamente todas las provincias peronistas el aparato partidario esta férreamente controlado por el gobernador, que así se asegura usar su lapicera para la confección de las listas de candidatos tanto locales como nacionales. Este control es vital para mantenerse en el poder y ser reelegidos y su pérdida equivaldría al seguro anticipo de la caída del gobernador de que se trate.

Un plan en dos etapas

El plan estratégico de La Cámpora tiene dos fases. La primera, el 2021, se consumaría con la presencia, aunque sea minoritaria, en las listas de cada PJ provincial y sobre todo a nivel municipal. La segunda fase, el 2023, sería un salto directo a tomar el control tanto de las estructuras partidarias como de las candidaturas, los municipios que sean posibles y hasta algunas gobernaciones. En el meollo de este diseño, están las intendencias del conurbano, donde La Cámpora se prepara para presentar listas opositoras el año que viene para avanzar con bloques minoritarios de concejales.

Y bien, todo este andamiaje sería posible a través de la vigencia de las PASO. Las mismas facilitan la apertura de listas internas al regular todos los aspectos de la primaria. De no haber PASO, cualquier disidente con la conducción partidaria debe depender de una elección interna totalmente digitada por los hombres del gobernador o del intendente. Esto siempre y cuando no se elijan los candidatos directamente por la convención del partido. En síntesis, sin las PASO se potenciaría el poder de los gobernadores e intendentes a través de los partidos justicialistas y se reducen las chances de La Cámpora de avanzar hacia la hegemonía en el PJ. No es extraño entonces el disgusto de Máximo Kirchner por el proyecto para suspender las PASO que, de sancionarse, podría obligar a La Cámpora a cambiar de planes. De hecho, la movida muestra un interés directo de Alberto Fernández en consonancia con gobernadores e intendentes. ¿Será el embrión del albertismo? Obviamente resta saber qué opina Cristina Kirchner de la suspensión que se proyecta. No hay que olvidarse que la ley 26571 de las PASO es un legado de su primera presidencia y que ella misma defendió calurosamente en su momento al entonces nuevo régimen de primarias, que habría sido ideado por el propio Néstor Kirchner.

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