Por Guillermo Cherashny.-

Qué lejos está el Florencio Randazzo que desde su sede del Palacio Raggio les decía a los dirigentes del peronismo que le ganaría las PASO a Cristina en momentos en que el Grupo Esmeralda reunía a muchos intendentes y que le decían que el cristinismo no le daría lista para competir contra ellos.

«Es una chicana de Massa» decía el ministro del interior y transporte, que persistía en recibir en su oficina a dirigentes que lo veían con simpatía y a algunos cercanos a Massa que le planteaban una alianza, y siguió con un comportamiento mudo de grabar videos en Youtube para que lo mirara muy poca gente.

En su imaginario, parecía escuchar un «operativo clamor» para derrotar en las PASO a Cristina, pero en realidad tenía la íntima convicción de que la ex presidente no se presentaría a estas elecciones legislativas.

En verdad, algo de razón tenía. Cristina no quería presentarse. Su idea era que Randazzo-Magario encabezaravn la lista al senado y Martin Insaurralde la de diputados, pero la soberbia de Randazzo la obligó a salir a la cancha y no darle la interna, porque lo considera un personaje menor para ella. Y así, esperó hasta el final, confiando en que CFK no jugaría. Le dejó el sello del PJ y le puso a Mario Ishii como contrincante, quien finalmente derivó esa puja en un hombre suyo, Gastón Yáñez, y de este modo Randazzo se quedó peleando una PASO contra nadie. Y ayer, todavía mudo, se le ocurrió la gran idea de polemizar con Fernanda Vallejos, la economista número uno de la lista de diputados naciones de Cristina, cuando ella calificó a Boudou de “perseguido político”.

Así las cosas, con su idea de confrontar con el gobierno, Cristina o Massa, terminó debatiendo con Ishii y Vallejos.

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