Por Gabriel Vides.-

Na’ te debo, na’ te pido
Vete de mi vera, olvídame ya
Que he pagao con oro tus carnes morenas
No maldigas… payá, que estamo’ en paz.

Más o menos así empieza “la bien pagá” de Miguel de Molina.

Y más o menos así tendría que terminar la historia de este desagradecido, al que River sacó de la pobreza tucumana (a él y a toda su familia) y que por dejarse influenciar por vaya a saber quién, las otras noches, tras coronarse campeón dijo lo que ningún bien nacido se hubiera atrevido a pronunciar ante los micrófonos deportivos.

Recuerdo a un tal Messi, llorando ante otros micrófonos cuando un Barcelona quebrado le abrió la puerta de salida sin siquiera decirle “gracias”.

Hay formas y formas de empezar la vida (este diablito tiene 17 años), “que te garúe finito”, Echeverri.

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