Por Germán Gorraiz López.-

El síndrome de Pontius fue citado en 1820 por el psicólogo estadounidense Charles Graham Pontius y consiste en «una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada».

Manual de Resistencia

Tras ser nominado Secretario General del PSOE en 2014, debió asumir los retos sucesivos de ser defenestrado por la nomenclatura del anterior PSOE, dejar su escaso del Congreso, ganar posteriormente las primarias al aparato del partido y presentar una moción de censura contra Rajoy tras la que fue investido Presidente del Gobierno y se convirtió en la bestia negra del aparato mediático del establishment derechista, vorágine política que no se entendería sin recurrir al síndrome de Pontius.

El cisne negro de Sánchez

Tras superar la etapa del COVID y ya en el final de su legislatura, Pedro Sánchez se habría despertado con un inesperado cisne negro que podría finiquitar sus días de vino y rosas en la Moncloa. El término “cisne negro” designa a un «acontecimiento inesperado e impredecible que produce consecuencias a gran escala y que es explicable solamente a posteriori».

En el caso de Sánchez, ese cisne negro habría adoptado la forma de debacle sin paliativos del PSOE en las recientes elecciones municipales y autonómicas debido a su incapacidad política para hacer frente a la estrategia diseñada por la fundación FAES del ínclito Aznar, estrategia basada en el renacimiento de ETA y en la sombra de pucherazo electoral y que habría permitido a PP y Vox una victoria arrolladora.

¿Golpe de efecto de Sánchez?

Tras la derrota descarnada del PSOE en los comicios municipales y autonómicas, Sánchez habría revisado su anterior estrategia para incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente en el “uso de comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores posibilidades de adaptación en función de una situación concreta”, (adelanto de las Generales al 23J).

Asimismo, la inteligencia mediática se distingue por una extraordinaria capacidad para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato (Reedición de un Gobierno de Progreso).

Así, Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y con un golpe de efecto, anunció el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo mes de Julio, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un nuevo Gobierno con sus aliados tradicionales, tras la conformación de la candidatura unitaria de izquierdas Sumar, pilotada por Yolanda Diaz y que intentará movilizar al electorado izquierdista a desmotivado.

Sánchez en su laberinto

La campaña de Sánchez irá dirigida «no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en anhelos comunes que lo sustenta».

Así, bajo el lema «La democracia está en peligro», asumirá el rol de garante de las libertades democráticas frente a la implementación de una democracia no liberal defendida por dirigentes del PP como Ayuso y Vox, que implicará la previsible derogación o modificación de las Leyes del Aborto, Eutanasia y Matrimonio Igualitario.

Igualmente, utilizará el lema de la «defensa del Estado asistencial» frente al » paraíso neoliberal de Ayuso» defendido por PP y Vox y que incluirá la privatización de la sanidad, la educación y las pensiones así como el despido libre y la reducción del SMI y de los subsidios de paro, jubilación y viudedad.

En suma, Pedro Sánchez, impulsado una vez más por el citado Síndrome de Pontius, habría aceptado el reto de ser el último muro de contención ante el tsunami derechista que se avecina.

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