Por Luis Américo Illuminati.-

«En esta época de crisis y colapsos locales y mundiales, la lechuza observa el mundo cabeza abajo» (Autor desconocido).

«Al que dice la verdad un día antes, durante veinticuatro horas es reputado de loco» (Padre Leonardo Castellani, revista Jauja).

«Al que le decían loco, no estaba tan loco, porque ciertamente no hay mayor locura que la razón la tengan los locos y los que se dicen cuerdos deliberadamente ofenden la verdad, alaban la mentira y traicionan a su patria. De lo que se sigue que la lucidez y la locura son términos equívocos, pues el sentido de uno lo lleva el otro» (Marco Aurelio).

“El búho de Minerva sólo levanta el vuelo en el crepúsculo”. Esta enigmática frase fue escrita en 1820 por el célebre filósofo Friedrich Hegel en el prefacio de su obra Lineamientos de la Filosofía del Derecho. Mediante esta misteriosa máxima, el filósofo alemán quiso expresar que realmente sólo se llega a entender una era o momento histórico una vez que éste ha concluido. La lechuza de Minerva, diosa griega de la sabiduría y entendimiento, sólo trae su mensaje a los mortales cuando el día ha terminado, simbolizando que los eventos históricos y las causas que llevaron a ellos sólo se vuelven transparentes -o comprensibles- al examinarlas retrospectivamente y con los ojos en perspectiva.

Así lograremos no ser tan malos e injustos. Hoy más que nunca la humanidad padece una ceguera mental y espiritual. En la Argentina, capítulo aparte. Con el nuevo gobierno de Milei las cosas vuelven a su cauce normal. Basta de caos, desorden y anomia. Los orates y zombis del peronismo patotero-chauvinista-fundamentalista, les guste o no, tendrán que acostumbrarse a las reglas del derecho, que no son otras que las que derivan del buen orden y de la recta justicia. Al respecto afirma Cicerón: «Porque cierta y rectamente ningún género de disputas se hace más con decoro que la que ha sido atribuido al hombre por la naturaleza, cuanta abundancia de cosas óptimas contenga la mente humana; por causa de cultivar y efectuar el buen oficio para el que hayamos nacido y sacados a la luz; cual sea la unión de los hombres, cual la sociedad natural entre los mismos. Porque, explicadas estas cosas, puede hallarse la fuente de las leyes y del derecho».

La lechuza -como el búho- es un animal nocturno que tiene un simbolismo ambivalente: temidas por muchos -por ejemplo, por la civilización china- por asociar estas aves con la oscuridad, la soledad, el frío y la melancolía, son consideradas por otros un tótem que ayuda y protege durante la noche, en las fases de oscuridad…  Sea ésta física o espiritual.

Yo me encuentro entre los que asocian la lechuza con Atenea, diosa protectora de los héroes, fértil inspiradora de las artes y de los trabajos de la paz. Salió de la cabeza de Zeus, su padre. La diosa que fecunda como la lluvia e ilumina como el sol, es representada a menudo bajo la forma de una lechuza. Puede ver donde el resto sólo percibe oscuridad; esta ave hace referencia al conocimiento de lo oculto, de lo que no resulta evidente, de lo que pasa desapercibido a los demás, de nuestras profundidades más sombrías, de nuestro inconsciente… la lechuza es el símbolo, mito y don de ver donde el resto de los seres mortales están ciegos. Es el ave que alerta al águila y ésta, a su vez al león, y así estos dos, de común acuerdo, se unen para que surja una nueva fuerza, mitad águila y mitad león (Grifo).

Pero hay otro aspecto del simbolismo de la lechuza que, por su importancia, no podemos pasar por alto: la lechuza es un animal nocturno… Vinculado, por tanto, a la Luna. Ésta es la iluminadora de la noche… Por reflejo de la luz del sol que permanece oculto. El sol simboliza a la luz que procede directamente del Creador, mientras que la luna se asocia al reflejo de lo divino en lo creado, a la propiedad simbólica de la creación, a la posibilidad de la mente racional de captar un indicio de Dios y ascender, mediante una hermenéutica adecuada o una gracia especial, a su directa contemplación.

Por lo tanto, la lechuza es una buena compañera de viaje porque en nuestro camino todos pasamos por fases de oscuridad… Y no sería bueno que nos perdiéramos en medio de la noche. Adecuemos nuestra mirada para percibir la luz en cuanto nos rodea, para ver con claridad nuestras sombras, para ser capaces de ver el rostro del Creador en toda su obra También en nosotros mismos… Sólo así seremos capaces de iluminar nuestra vida y la de nuestros seres queridos, no sólo con la refleja y fría luz de la luna sino con el calor y el amor que nacen de un corazón contemplativo.

Fuentes consultadas: «Fenomenología del espíritu»; De legibus (Cicerón); Vocabulario Técnico-Crítico de la Filosofía; «El simbolismo metafísico de la lechuza», Quim Muñoz, Mario Conde, 6 de marzo de 2013.

* La presente reflexión está vinculada con una anterior, titulada «Un panorama sombrío».

https://www.facebook.com/groups/quienesyporque/permalink/3779327989006969/?mibextid=Nif5oz

Share