Por Luis Américo Illuminati.-

El majestuoso y corpulento buey se paseaba por el campo y pasó junto a una pequeña rana. Esta quedó admirada de tanta grandeza y sintió envidia. ¿Por qué ella era tan insignificante, si otros animales podían ser tan grandes? Pensó entonces que bastaba proponerse ser así enorme para conseguirlo y se dispuso a hacer la prueba. Abrió la boca y aspiró profundamente, inflándose, ¿Soy tan grande como el buey? Preguntó a las otras ranas. No con mucho le contestaron. Volvió a intentarlo otra vez y se hinchó un poco más ¿Y ahora? Te falta mucho respondieron las otras ranas. Una tercera vez lo intentó con el máximo esfuerzo, pero la piel estirada no resistió más y al inflarse nuevamente estalló como un globo la rana infeliz, por querer ser como el buey.

Moraleja: una rana es imposible que se vuelva un buey, ya que la rana sólo sirve para croar al borde del pantano y comer insectos y jamás podría por su pequeñez ser uncida al arado o a un carro (Fábula de Esopo y La Fontaine). La rana pretenciosa es Axel Kicillof -cristiboy- que siendo ministro de economía (de pacotilla) se creyó el Milton Friedman argento y tomó tan «brillantes» decisiones respecto de YPF que hoy gracias a él la Argentina tiene que pagar la friolera 16 mil millones de dólares. Kicillof insiste en que hizo todo bien en la expropiación de YPF: «Ese fallo es un absurdo jurídico».

Kicillof se refirió al fallo de la jueza Loretta Preska con un posteo en sus redes y lo definió como un “absurdo jurídico”. La publicación fue compartida por la vicepresidenta, que avaló sus dichos en medio de su silencio desde las PASO. Claro que es obvio que nunca un par de asnos (con perdón de los asnos) como ellos admitirían que actuaron como elefantes dentro de un bazar, creen que la justicia norteamericana es tan bastarda y venal como la «justicia legítima» cuyos miembros son militantes «K». La jueza norteamericana es la reemplazante del juez Thomas Griesa quien lidió con los reclamos de los fondos buitres. Ahora la jueza norteamericana acaba de fallar en contra del gobierno argentino por la expropiación de YPF en 2012. Basta leer los fundamentos de la sentencia y el currículum de la jueza para darse cuenta que sus antecedentes y diplomas son reales, no ficticios como los de la vicepresidente que hasta ahora nadie ha visto su título de abogada y los de Axel que es un fanfarrón, un taita, ni siquiera sabe hablar bien el castellano, comete terribles furcios todo el tiempo, pero de demagogia, sarasa y y venta de buzones es un experto. Como chanta no le va en zaga ni a Máximo ni a Alberto ni a Massa. Nadie se explica cómo terminó el ciclo primario.

Cabe recordar que el grupo Petersen es un conglomerado perteneciente a la familia Ezkenazi, dueños del Banco de Santa Cruz, el mismo que operó con los fondos desaparecidos de esa provincia cuando Néstor Kirchner era el Gobernador. Curiosamente el grupo Burford compró los derechos del grupo Petersen para poder litigar contra nuestro país por la expropiación del 51% de YPF. Este monumental disparate que fue la expropiación de YPF fue aplaudido de pie por una gran mayoría de nuestros legisladores. Lo notable del fallo es que la magistrada basó su decisión en las declaraciones públicas de Kicillof que torpemente dijo que hubiera sido “estúpido” cumplir con la ley y los estatutos. En julio de 2018 al enterarse de la existencia de ese juicio el Dr. Enrique Avogadro escribió una nota: «Cristinita, ¿otros US$ 5.000 MM?» (06/07/2018), donde denunció que detrás de la pantalla de ese “fondo buitre” estaba nada menos que la misma Cristina Fernández de Kirchner.

Por eso lo justo es que ahora la rana Axel y su mentora Cristina -o Cretina- sean demandados judicialmente -por daños y perjuicios por mala praxis y enriquecimiento ilícito, etc., etc.- por el pueblo argentino, respondiendo con sus cuantiosos bienes, los cuales deben ser embargados (con bloqueo de sus cuentas en los bancos extranjeros) a la mayor brevedad, para lo cual está el «Defensor del Pueblo de la Nación», si este cargo no es un sello de goma o quien lo ocupe dependa de aquéllos y les deba obediencia obsecuente, ideológica y antijurídica. Caso contrario, que un grupo de ciudadanos patriotas contrate a un letrado idóneo o estudio jurídico cualquiera que no se venda.

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