Por Carlos Andrés Ortiz.-

Tuvo algo o bastante difusión, en un medio informativo económico y en publicaciones “especializadas” (más bien vinculadas a los intereses que fomentan las “renovables sesgadas” eólicas y solares), la opinión del Director del Consejo Global de Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés), Ramón Fiestas.

Con cierta sutileza, la información que pretende instalarse, es la condicionada afirmación, según la cual la energía eólica “permitiría” a Argentina economizar 7.000 millones de dólares en cinco años. Comentario no fundamentado, pues nada dice de dónde saca esa cifra de supuestos “beneficios” para Argentina, pero con connotaciones fuertemente efectistas, como para que sea reproducido por otros operadores vinculados al tema, así como por las huestes de “progresías” embelesadas por el tema “energéticamente correcto”, pero que son militantes ultra ecologistas carentes de toda fundamentación técnica en el especializado tema de la Energía.

Para comenzar un análisis serio y bien fundamentado, debe entenderse que esa no es una opinión neutra ni objetiva, pues la institución transnacional del opinante, así como su “vinculada por los mismos intereses”, la Cámara Eólica Argentina, son entes con fuertes motivaciones económicas y de políticas energéticas concretas en el tema que promocionan. O sea, cero de objetividad, pues lucran y sacan ventajas con la promoción a ultranza de ese tipo de energía “renovable sesgada”. Dicho en castizo popular, es como poner al zorro a cuidar el gallinero.

¿De dónde saca, el promotor “experto”, ese dato de “ahorro” de 7.000 millones de dólares? Porque si calcula el teórico reemplazo de hidrocarburos importados, supuestamente reemplazados por energía eólica, el dato “hace agua” ante elementales análisis. Para empezar, con el petróleo y/o el gas, utilizadas en usinas Termoeléctricas, se genera Energía Firme, de Base, libre de intermitencias, tal como sucede con las generadoras Hidroeléctricas y Nucleares. Pero la eólica y la solar, por sus insalvables intermitencias (pues el ser humano no controla los vientos ni el sol), son simples Energías Complementarias, que no reemplazan a las Energías de Base.

Por otra parte, los rendimientos efectivos y concretos (más allá de los “versos” de sus promotores y los ultra ecologistas), de las energías eólica y solar, son muy bajos, mucho menores que las probadas y efectivas Generadoras de Base Hidroeléctricas, Nucleares y Termoeléctricas.

El supuesto “experto” en eólicas, omite que gracias a Vaca Muerta y los nuevos y/o remozados gasoductos, en el año 2024 está previsto que de importadores crónicos de hidrocarburos y de electricidad, pasaremos a ser autosuficientes e incluso exportadores. O sea, cero ahorros de divisas, por la intermitente y de poca calidad energía eólica, que teóricamente se produciría. Más bien debería exponer cuantas divisas se gastarán en importar los costosos generadores eólicos, así como los paneles solares. ¡Pero como pasaba en “temas pecaminosos” entre “gente bien”, “de eso no se habla”!

¿Y cómo llega a ese teórico monto de supuesto “ahorro”, si la intermitente energía eólica, de hecho debería valer mucho menos por kWh, que las energías firmes, aptas como Bases del sistema, como la termoeléctrica producida por el hoy abundante gas natural nacional? El citado y nada neutro promotor de eólicas, con ropaje de experto, nada dice acerca de la nula confiabilidad técnica de la energía eólica, que por sus intermitencias no garantiza en absoluto Potencia Firme, ni tampoco cita los costosos e imprescindibles apoyos de generadoras de Base, operando como Respaldos Operativos en Caliente (o sea generando, gastando y según el tipo de central, contaminando), para cubrir las oscilaciones en el voltaje y eventuales apagones, consecuencias de los impredecibles e inmanejables vientos, igual que sucede con las solares.

Todos esos costos económicos y ambientales, consecuencias de las usinas de respaldo, deberían computarse como costos de las eólicas, y en su caso de las solares, pero no se los calcula como tales.

Otros costos, muy significativos y voluminosos, que los “expertos” en eólicas y solares, nunca computan como costos vinculados directamente con esas “renovables sesgadas”, son los que resultan de las onerosas ampliaciones de los Sistemas de Transmisión, adicionales a los existentes, que deben reforzarse para permitir las interconexiones de los parques eólicos y solares, que en muchos casos están muy alejados de los grandes nodos de consumo.

Claro que, si ya con sus costos directos de instalaciones, operaciones y desguaces finales, las eólicas y solares no son nada competitivas, menos aun lo son, al agregarse los descomunales costos en costosas infraestructuras adicionales de Transmisión. Sistemas de Transmisión que deben sobredimensionarse, para soportar eventuales picos de generación, que no compensan los frecuentes “baches” que las intermitencias crónicas de eólicas y solares provocan.

Claramente, por ser “inconvenientes” esos costos asociados a eólicas y solares, se omiten y se fuerza computarlos a otros tipos de usinas. También, otros datos que parecen guardados bajo siete llaves, son los reales costos por kWh, de eólicas y solares, pues con esos datos, claramente se “desinflaría” el entusiasmo de ultra ecologistas y de decisores políticos no expertos en el tema y muy mal informados.

El concepto que es la piedra basal del engaño masivo sobre el cual se presionan a ultranza las masivas instalaciones de eólicas y solares, es que resulta harto discutible que sean “energías limpias”, pues sus costos ambientales -que llegan a ser considerables- se omiten cuidadosamente que se divulguen.

Las fuertes protestas de pobladores -en Gran Bretaña y España, entre otros- , oponiéndose a las instalaciones de gigantescos molinos eólicos, por los múltiples y serios problemas que ocasionan en sus entornos, nunca son registrados por los grandes medios de comunicación, ni mucho menos, considerados por los “expertos” que operan como promotores de esas energías…y de sus negocios conexos.

Los molinos eólicos, literalmente destrozan el valor de las propiedades en que se asientan, no solo a consecuencia de ruidos molestos, sino por las amplias zonas de terrenos contiguos, en los que se debe restringir toda actividad humana y animal, por los riesgos que implican potenciales accidentes (que ocurrieron), ante desprendimientos de piezas o de bloques de hielo, transformados en peligrosos proyectiles que suelen caer en sus entornos. También están los riesgos muy concretos, ante periódicas operaciones de mantenimiento y reparaciones, que deben hacerse a grandes alturas, lo que provocó siniestros, que “se omiten” en los grandes medios de comunicación.

Los paneles solares, cuando se instalan en zonas de mucha vegetación natural (como en el NEA de Argentina, y en especial en Misiones), obligan a tareas de desmonte y destrucción de vegetación autóctona, lo cual es la antítesis del “conservacionismo ambiental” que predican… Y, casi como una obviedad, los promotores de “ventiladores” eólicos y de “espejitos de colores” solares, omiten toda consideración acerca de cómo y a costa de quien, se dispondrá de los equipos, que al cabo de sus cortas vidas útiles, deberán desguazarse para evitar que se transformen en costosas y molestas chatarras de lujo.

Repitamos el concepto ya expuesto y fundamentado en varios precedentes artículos. La pretendida “obligatoriedad” de instalar las falsas “grandes soluciones” energéticas y ambientales eólicas y solares, es en los hechos una herramienta del neocolonialismo, impulsado desde el núcleo del Bloque Atlantista, para impedir el necesario desarrollo socio económico de Íbero América y de África, en cuyo contexto seguiríamos siendo dóciles proveedores de materias primas, con nuestros pueblos sumidos en la miseria y el subdesarrollo crónicos.

Ese contexto de energías caras y de baja calidad, más el agregado de neoliberalismo extremo (de Estado enanizado o destrozado, falta total de protecciones aduaneras para nuestra industria, destrucción de entes tecnológicos nacionales, y desprotección social extrema) propuestos por sectores ultra conservadores y apátridas), forman el combo perfecto para mantenernos atados al subdesarrollo crónico. Para desarrollarnos, necesitamos contar con abundante y económica energía de calidad, en particular Energía Eléctrica de Base, para lo cual es imprescindible ampliar nuestro parque de generación con usinas hidroeléctricas, nucleares y termoeléctricas, las dos primeras de conocidos muy bajos o nulos impactos ambientales, realidad que los promotores a ultranza de eólicas y solares, ocultan cuidadosamente.

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