Por Carlos Tórtora.-

Prudentemente, la mayor parte de las encuestas posteriores a la primera vuelta hablan de una marcada paridad entre Sergio Massa y Javier Milei. Se establece así la idea de que hay empate técnico y que cualquier factor que desnivele la paridad puede darle la victoria a uno de los contrincantes. La pregunta, entonces, es si existe ese factor desestabilizante. Después de dos campañas electorales, para las PASO y para la primera vuelta, podría decirse que los arsenales de La Libertad Avanza y de Unión por la Patria están casi vacíos. Siempre queda, por supuesto, la aparición de imponderables que pueden volverse importantes.

Es muy difícil a esta altura generar recursos nuevos, o sea, que no repitan lo ya dicho. No obstante ello, en la minicampaña hasta el 19 N habrá algunas operaciones nuevas. De acuerdo a lo trascendido, Milei podría apuntar a que la opinión pública entienda que el plan platita se terminará el 19 N y que luego viene un fuerte ajuste con una nueva pérdida del poder adquisitivo del salario. En otras palabras, que el líder libertario apuntaría a convencer de que el veranito massista no es otra cosa que una ficción.

Mauricio conducción

El gobierno, con todos sus resortes de publicidad electoral, apuntaría, por su parte, a la explotación negativa del pacto Milei-Macri. Esto es, plantear que los libertarios han quedado subordinados al fundador del PRO y que éste será el que moverá los hilos del poder si Milei es presidente. Según esta línea argumental, el gobierno de Milei sería en realidad el segundo gobierno de Macri. Obviamente, la idea es explotar electoralmente el elevado índice de imagen negativa de Macri, señalándolo como el padrino en el peor sentido de la palabra.

Contra este tipo de accionar, tal vez la respuesta indicada podría ser que Macri tenga un marcado perfil bajo en las próximas tres semanas.

Por último, no hay que descartar que la campaña pueda ingresar en una etapa de guerra sucia, o sea, del vale todo.

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