Por José M. García Rozado.-

Los cuadros que no bajaron los Kirchner fueron los de Grondona, ex radical entronizado por la dictadura sediciosa, korrupto nacional e internacional, que no sólo retuvo el poder, sino que forjó una alianza con los Kirchner (y con Blatter) que le permitió manejar la plata del fútbol y la del Estado con Fútbol para Todos, pero Grondona es historia. En teoría, César Milani se preparaba para sus días mejores. Con Cristina Fernández de Kirchner y Carlos Zannini mantenía una relación de extrema confianza, consecuencia de qué “le habían delegado la conducción de la inteligencia estatal en general”, no sólo la militar. Con Daniel Scioli también había anudado un vínculo cercano, y antes de ser despedido Horacio Stiuso refunfuñaba por todos los rincones acerca de las consecuencias para él de esa alianza que vinculaba al Ejército con la Policía Bonaerense. También Milani hasta había conseguido, vía un espía llamado José Luis Vila y el embajador argentino ante el Vaticano, Eduardo Valdez, construir un circuito informativo por si el Papa precisaba alguna “data”. Pero Milani ya es historia para las FF.AA. Unos dicen que es peligro judicial, otros que es castigo por autonomía extrema pero también quienes deslizan un problema físico que le habrían diagnosticado. Hasta ahora, rumores, nada en concreto.

Cristina Fernández, como Néstor antes, actúan para la platea y más si esa platea es la de los derechos humanos, entendidos estos solamente como los cometidos por los militares sediciosos de 1976 (olvidándose de los de 1955, 1967/8) para “ganarse el favor” de las Abuelas y de Estela de Carlotto que cobró bien su incondicionalidad, y de cierto grupo de las Madres con Hebe de Bonafini que recontracobró por sus servicios, fraude económico mediante la Fundación Sueños Compartidos y la Universidad estatizada para “borrarle las deudas fraudulentas contraídas”. Así también actuaron con Humberto Grondona y la AFA a quien compraron y protegieron, además de pagarle los servicios con Fútbol para Todas y Todos. Grondona fue radical, pro-militar y menemista; mejor sería decir que siempre encontró la manera de llevarse bien con “el oficialismo de turno” y fue además un político que se valió de todos los medios para robar y eternizarse, “¿suena conocido?”

Gobernó con superpoderes al igual que los K, pues manejaba todos los cargos y organismos de control, armando con el gobierno y con el socio de aquel, Cristóbal López, el “joint venture” de FpT, pudiendo ahora escuchar en las grabaciones presentadas por Luis Majul, frases suyas como: “Cristina tiene todo claro. Sabe muy bien que el fútbol es política” ¡y negociados! Se podía agregar. Las escuchas son una “verdadera biblioteca apabullante”de los tejes y manejes de Grondona, con la política, con el fútbol y con el dinero. “¡Muy por sobre todo con este último: con los negocios con la política y el fútbol!” Los diálogos parecen sacados de las películas de El Padrino, es un verdadero “Don Corleone”, nunca levanta la voz, nunca amenaza, solo “sugiere o ironiza” y en esto se diferencia claramente de Cristina Fernández que demoniza, ataca, agrede, amenaza pero se emparienta más con el extinto Néstor que solía “sugerir o ironizar” antes de intentar la muerte política de su contrincante.

Las grabaciones exhiben más astucias chiquitas y “trampas grandes”, Berni esgrimiendo temas de seguridad, Moreno aconsejando a un “socio de Grondona” procesado por lavado de dinero, Burzaco (el detenido en Italia y “colaborador del FBI”) apareciendo como dirigente; o sea “miserias y codicia” de Humberto Grondona, que llega a involucrar a su contador para eludir impuestos de sus bienes malhabidos: “¿vuelve a resultar conocido o parecido?” con Báez, Máximo y la propia Cristina Fernández. Aquí podría afirmarse sin temor a equivocarse que “el fútbol no es política”, o “¡no debería serlo!” porque es un deporte de trabajo en equipo, con genialidades individuales, y sobre todo “¡con respeto a las reglas (Leyes), la creatividad, la pasión de las hinchadas”, no de las barras bravas, eso no es política. “¡La c/korrupción es parte de otro juego!” Y está mucho más emparentada a Grondona y los grondonistas, los Blatter y los blateristas, los Kirchner y los cristikirchneristas (Báez, López, Boudou, Jaime, De Vido, Aníbal F., Capitanich y o sea los enjuiciados por Lijo y por Servini de Cubría). Tanto para Humberto como para Cristina “el teléfono” fue uno de los grandes aliados en la conducción personalista y omnipresente, el primero en la AFA y la FIFA donde desde el corralón de Sarandí, la estación de servicio de Avellaneda, en el campo de Brandsen o en su departamento de Puerto Madero -”pareciera que ese barrio atrae a todos los delincuentes, tránsfugas y socios del poder”-.

La naturalidad con que hacía y deshacía lo emparientan con CFK y hasta con César Milani, lo que ahora se destapó con el extinto Grondona muestran como estos “se saben intocables”, cada uno a su manera, aquél porque manejaba los hilos y los dineros, tanto en AFA como en FIFA, la otra porque “coloniza el poder en todas las áreas” -el ejecutivo con Zannini, el judicial con Gils Carbó y las centenas de jueces, camaristas, subrogantes y fiscales; y el legislativo imponiendo camporistas (y otras yerbas de igual calaña) en todas las listas nacionales y provinciales- y el Teniente General porque “por descuido, complicidad o inoperancia” dejó de sucesor al General de División VGM, Comandante de Operaciones del EMCFA, Ricardo Luis Cundom un hombre de su entera y absoluta confianza. Así como Néstor, Humberto “divide aguas post mortem” e inclusive se instala el recurso de que “nada es más fácil que echarle la culpa a un muerto”. ¡Pero en ambos casos, nadie medianamente informado puede sorprenderse con los manejos o ahora con las revelaciones periodísticas. A los dos muertos, como a los vivos se los puede acusar de muchas cosas menos de no ser expeditivos.

Se insiste que para poder reemplazarlos “sólo será posible con la astucia de un zorro y la velocidad de un ñandú”, ambos animales “irrepetibles” que siempre se aprovecharon de todos los gobiernos y que los vieron y ven perpetuarse y que además les devuelven “devota pleitesía”. A Humberto, a Néstor, a Cristina y a César cuando parecía “que iban a cazarlos”, ellos supieron eludirlos y en cambio entregaron en bandeja de plata “sucesores”, convirtiéndose en “lema de propaganda oficialista”. Y como, aunque duela decirlo moral y éticamente estos personajes, “parecieran irremplazables” pues deberán reconfigurarse organismos y gobiernos para “no estar ajenos a un proceso de “renovación ética y moral” que le sociedad pareciera que reclama”, algo de lo que en verdad yo hoy no estoy tan seguro. El teniente general César Milani habría intentado construir su propio poder de espaldas a la Cristina Fernández, y por ello la Presidente de la Nación habría forzado al ahora ex jefe del Ejército a pedir su pase a retiro. La versión corre por cuenta de la diputada Elisa Carrió -con todo lo que eso significa a favor y en contra- y se suma a la lista de especulaciones sobre el repentino paso al costado de Milani, que se hizo oficial el martes. En diálogo con radio Mitre, la precandidata presidencial de Cambiemos entendió que la Presidente forzó la renuncia del militar por “desleal”, ya que “él estaba construyendo poder propio”.

César Milani venía tratándose por un tema médico, probablemente en el colon. ¿Tiene algo que ver eso con su salida intempestiva? ¿Los “motivos personales” invocados en el texto de renuncia se relacionan con un tratamiento necesario? ¿O sólo se trata de cuestiones relacionadas con la política cotidiana en la que se había ganado un muy cuestionado lugar? ¿O es que el cerco judicial se había terminado de cerrar? Por ahora, misterio. Acerca de los problemas médicos de Milani, nadie los menciona pero se los escucha desde hace algunos días aunque nunca se les concedió importancia. Ahora que se conoce su salida, obliga a incluirlos en las hipótesis. En tanto, en la prensa matutina se lee: Natalia Vaccarezza del oficialista BAE escribe “(…) La salida de Milani sucede después de dos años de ejercer el cargo en medio de fuertes cuestionamientos por las denuncias de presunta participación en delitos contra los derechos humanos ocurridos en las provincias de La Rioja y Tucumán. La situación judicial más complicada es en Tucumán. La Fiscalía a cargo de Carlos Brito pidió al juez a cargo de la causa, Daniel Bejas, que Milani aclare por qué firmó el acta en la que figura que el conscripto riojano, Alberto Ledo, había desertado cuando en realidad había desaparecido.”

“El 24 de diciembre pasado, el magistrado había solicitado la declaración indagatoria del jefe del Ejército por encubrimiento y falsedad ideológica en el caso de la desaparición del soldado. El hecho ocurrió el 17 de junio de 1976 en Tucumán cuando Milani era oficial y tenía al joven a cargo. En ese momento, el militar estaba en el Batallón de Ingenieros de Construcciones 141 de La Rioja, y fue desplazado a Tucumán durante el denominado Operativo Independencia. El 26 de junio de 2013, la Presidenta mediante el decreto número 832 / 2013 designó jefe del Estado Mayor General del Ejército Argentino al general de división César Gerardo Milani. El 3 de julio, Rossi lo puso en funciones en un acto junto a la Presidenta de la Nación en el Colegio Militar. Ese mismo día asumió (Ricardo) Cundom como comandante (de Operaciones en el Estado Mayor Conjunto). A fines de ese año, el Frente para la Victoria logró aprobar el pliego del ascenso en el Senado. (…)”.

Asimismo, Nicolás Llantos del ultra k “Página/12” escribe: “(…) Consultadas por Página/12, fuentes de la cartera de Defensa refrendaron la versión oficial y aseguraron que el retiro de Milani lo decidió el militar por motivos personales. Desde la oposición, por el contrario, se atribuyó la decisión a motivaciones vinculadas con las acusaciones por delitos de lesa humanidad que pesan sobre el jefe militar saliente: la fiscalía de Tucumán pidió que se lo indagara por la desaparición del conscripto Alberto Ledo, ocurrida en esa provincia en la que Milani actuaba como oficial en el marco del Operativo Independencia. También fue denunciado por su presunta participación en la privación ilegal de la libertad del ex preso político Ramón Olivera. Milani siempre negó su participación en esos hechos y hace dos años se presentó ante un juzgado federal de La Rioja para ponerse “a total disposición” de ese tribunal. También advirtió sobre la existencia de una “campaña mediática de desprestigio” en su contra, a la que también le atribuyó las denuncias por enriquecimiento ilícito que se le hicieron desde programas de televisión. Cuando su pliego de ascenso fue aprobado por última vez en el Senado, el militar contó con el respaldo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo; mientras que el Centro de Estudios Legales y Sociales, que no lo había impugnado hasta entonces, decidió oponerse a su designación al evaluar nuevas evidencias. “Hoy vemos con preocupación que la persona que tiene la responsabilidad de conducir las fuerzas armadas hace propios, en el ejercicio de su investidura, argumentos que contradicen avances fundamentales de la reconstrucción democrática lleva da adelante por toda la sociedad argentina en los últimos 30 años”, expresó el CELS en mayo de 2013, un mes después de su nombramiento y en medio de la polémica que desató su ascenso. Ayer por la mañana (martes 23/06), antes de que se conociera la renuncia de Milani, se publicó una entrevista de la titular de Madres, Hebe de Bonafini, donde ella volvió a reivindicar a Milani. Allí sostuvo que la denuncia en su contra fue “inventada” y que ella lo seguiría defendiendo “hasta que esté en la cárcel” y no cambiaría su opinión “mientras tanto”. Para Bonafini, la denuncia contra Milani que figura en el Nunca Más de La Rioja no aparece en el original y “se insertó” allí con motivaciones políticas. Finalmente, argumentó que el ex presidente Néstor Kirchner y la ex ministra de Defensa Nilda Garré nunca le “habrían presentado al malo de la película” y agregó que la actual embajadora ante la OEA “dijo una y mil veces” que la acusación contra el militar “era una mentira”.

El Ministerio de Defensa comunicó que aceptó el pedido de retiro efectuado por el jefe del Ejército, teniente general, César Milani en tanto su reemplazante será el general de división Ricardo Luis Cundom. “Se informa que la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en uso de las facultades que le confiere la Constitución Nacional como Comandante en Jefa de las Fuerzas Armadas, ha designado como nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército Argentino al general de división, VGM Ricardo Luis Cundom”, afirmó el comunicado del ministerio de Defensa. Recordamos que Milani había sido puesto en la jefatura del Ejército por la presidenta Cristina Kirchner en julio de 2013 y a fines de diciembre de ese año, logró el ascenso máximo de teniente general. Cundom nació el 1 de enero de 1955 (60 años) y se formó en la Infantería. Hasta hoy se desempeñaba como Comandante Operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, cargo al que llegó con la designación y la aprobación de Milani. Fue comandante de operaciones conjuntas de la última Campaña Antártica del Verano, informó el portal “Infobae.com”. El flamante jefe del Ejército es uno de los hombres de mayor confianza de Milani. En los últimos años influencia en la “mesa chica” de la oficialidad superior de la fuerza. Infante, fue general de Brigada Veterano de Malvinas. Es el veterano más antiguo en actividad. Además, Cundom ejerció como jefe del Comando de Aviación del Ejército y también sirvió como agregado militar en México.

Miguel Ángel Toma, ex jefe de la ex SIDE, había lanzado ayer la versión ahora desmentida de que el pedido de retiro del general César Milani era para ser designado o en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) o en la Central Nacional de Inteligencia (CNI), y reagrupar el espionaje estatal. Sin embargo el ministro de Defensa, Agustín Rossi, rechazó que Milani vaya a ocupar otro puesto, eliminando así una de las hipótesis acerca de la sorpresiva renuncia del militar. Por lo tanto, o fue despedido por Cristina Fernández de Kirchner o tiene una enfermedad que precisa atención importante o será procesado por la Justicia en breve. Acerca del futuro del espionaje estatal, mucho se agita por estas horas ya que la versión de que Alejandro Granados, ministro de Seguridad bonaerense, reemplazará a Parrilli, ya inscripto como diputado del Parlasur. Oscar Parrilli, quien de la Secretaría General de la Presidencia fue enviado como precario jefe de urgencia de la Agencia Federal de Inteligencia, en medio del escándalo por el asesinato del fiscal Alberto Nisman y el despido intempestivo del espía Horacio Stiuso, será precandidato al Parlasur. Están contados sus días en la sede de la calle 25 de Mayo. Es obvio que hay especulaciones acerca de quién lo reemplazará al frente del deterioro organismo estatal, que está más para su cierre que para su rescate. El pedido de pase a retiro, abrupto, que solicitó el general César Milani, alentó alguna especulación acerca de su futuro en ese cargo, por consenso entre Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Scioli (¿puede hablarse de consenso entre ambos en algún tema o es ciencia ficción?). Sin embargo, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, desestimó que el ex jefe del Ejército “vaya a ocupar otro puesto. Es una conjetura”. “Queremos destacar su tarea, me sentí muy acompañado por él en la gestión”, sostuvo Rossi en declaraciones a las radios Del Plata, Nacional Rock y América.

También agregó: “El general Milani anunció su pase a retiro por cuestiones estrictamente personales. Fue sorpresivo”. A su vez, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien nunca tuvo buenas relaciones con Milani, fue parco: “Él ha dicho que pedía el retiro por razones personales y ahí se agota la explicación. En este país se dice cualquier cosa”, sostuvo cuando lo consultaron sobre si el pase a retiro del militar tenía relación con la posibilidad de allanar el camino de Daniel Scioli a la Presidencia y evitar polémicas a partir de las causas por delitos de lesa humanidad que enfrenta Milani. En esta circunstancia irrumpió en escena el rumor de Alejandro Granados rumbo a la inteligencia estatal, cuando Parrilli se marche. Granados, ex intendente municipal de Ezeiza, hoy ministro de Seguridad bonaerense, ha gozado del respaldo de los Kirchner y de Scioli tanto como antes lo tuvo de Eduardo Duhalde y de Carlos Menem. En el círculo de espías hay reuniones diversas buscando vínculos con Granados, que marcan una tendencia harto peligrosa: la “bonaerización” de la AFI, tal como en su momento Stiuso lo hizo en la ex Side y ex SI, de la mano del comisario Mario Naldi y otros (una experiencia que terminó en forma trágica porque fue la Bonaerense la que ejecutó al amigo y socio de Stiuso, Pedro Tomás Viale, alias “Lauchón”).

Eduardo Van der Koy en “Clarín” informa: “(…) Quizás el de Milani constituya apenas el primero de una serie de giros que el kirchnerismo se vea forzado a producir en las próximas semanas para amoldarse a la campaña que viene, con un postulante que no representaría cabalmente sus principios ni sus sentires. Pero al que habría que sumarse, por su popularidad estable, para intentar la permanencia en el poder. Basta para entenderlo, con la acrobacia observada el lunes en La Plata. La Comisión Provincial por la Memoria presentó su informe anual sobre la situación en las cárceles de Buenos Aires. El texto fue, como siempre, muy crítico de esa realidad. Subrayó, entre infinidad de anomalías, que hay cerca de 35 mil personas detenidas ahora mismo en comisarías, calabozos y centros de menores. Todos los años el kirchnerismo utilizó esa exposición para cuestionar políticamente al gobernador. Los kirchneristas brillaron ahora por su ausencia. La Comisión debió relatar su informe en una sala semivacía. La salida de Milani ofrecería otra variedad de matices interpretativos. El general no era un militar que respondía sólo a Cristina. También a Carlos Zannini, el secretario Legal y Técnico devenido en candidato a la vicepresidencia. Allí no se terminarían los vínculos. Un oficial de inteligencia, el general Luis Carena, es jefe del Estado Mayor Conjunto. También de fluida llegada a Zannini. En suma: el ahora candidato, con la anuencia presidencial, habría aceptado resignar alguna de sus piezas clave en el sistema de poder para empezar a facilitarle el camino a Scioli. Que también es el suyo. Nadie sabe, a ciencia cierta, si el relevo del militar fue concertado puntualmente entre ambos o respondió sólo a una iniciativa de Cristina. Pero estaría claro que varios temas pendientes -incluso, aseguran, de orden económico- habrían sido conversados por Scioli con Zannini en el primer encuentro que sostuvieron en su oficina del Banco Provincia, en Plaza de Mayo.”

Y agrega: “La permanencia de Milani pareció siempre de elevado costo interno y externo para la Presidenta. Profundizó la brecha, por ejemplo, dentro de los organismos de derechos humanos. Agudizó también interrogantes políticos sobre los motivos reales que hicieron de aquella cuestión una bandera central de la era kirchnerista. Y brindó pasto abundante a la oposición. Pero el criterio de Cristina sobre el ejercicio de la autoridad y del poder esterilizaron hasta ayer cualquier intento de modificación. La transigencia sería para ella una señal debilidad. ¿No lo es ahora? Resulta distinto: le restan sólo seis meses de Gobierno y ha edificado una trinchera para cubrir la retirada. (…)”. Miguel Obarrio de “La Nación” agrega: “En el gobierno de Cristina Kirchner aseguraban ayer que la caída del jefe del Ejército, teniente general César Milani, quedó sellada el viernes último. Ese día se conoció la noticia de que Milani decidió ascender a su secretario ayudante, el coronel Marcelo Granitto, al grado de coronel mayor, a pesar de que el ministro de Defensa, Agustín Rossi, se había negado a ascenderlo a general, en medio de un tenso conflicto. Según confiaron a “La Nación” fuentes oficiales, ello enrareció aún más la relación con la Presidenta, que, ahora se sabe, se había ido desgastando. Desde 2003, Milani dirigía el poderoso aparato de inteligencia militar y respondía a las órdenes del secretario legal y técnico, Carlos Zannini, con fuerte influencia sobre la ex SIDE. Pero en los últimos tiempos Milani se había arrogado una autonomía que molestó a Cristina Kirchner. Además, por su cuenta, se había acercado demasiado al gobernador bonaerense y candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, cuando aún Cristina no lo había bendecido con la candidatura a vicepresidente de Zannini. En Balcarce 50 sospechaban incluso que abastecía de información sensible a Scioli. También aseguran que Milani ayudaba al gobernador a prevenir “maniobras” del ex director de Operaciones de la ex SIDE Antonio “Jaime” Stiuso, ahora perseguido por la Casa Rosada. Luego Scioli elogió calurosamente a Milani en un reportaje en LA NACION y eso aumentó las sospechas.”

“Los reparos de Rossi hacia el coronel Granitto, un oficial de inteligencia ascendido por Milani a coronel mayor, obedecieron a que el titular de Defensa lo consideraba un militar “carapintada” durante el alzamiento de 1987. Rossi se negó a proponer su ascenso en el Senado. El Gobierno se molestó cuando la noticia del ascenso apareció el viernes último en el diario Clarín. El rango de coronel mayor es honorífico, pero Milani desafió así a Rossi, que no quiso ascenderlo, y buscó demostrar autonomía. En la Casa Rosada lo entendieron como una insubordinación. En Defensa también objetaban que Granitto está mencionado en la causa por los excesos de los militares en la recuperación del cuartel de La Tablada en 1989. De todos modos, Milani buscó mantener ayer las formas y en un comunicado del Estado Mayor del Ejército informó que pidió su retiro por “razones estrictamente personales”. (…)”. Como explicáramos desde el inicio el cristikirchnerismo mantiene y mantuvo vínculos de todo tipo con personajes al menos polémicos y contradictorios, pero como ellos, utiliza todo el poder para eternizarse y en aras de ello colonizar cada uno de los escenarios de poder ¿Se olvidarán de bajar los cuadros de Humberto Grondona y César Milani?

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