Por Luis Américo Illuminati.-

“Una vez sucedió que en un teatro se declaró un incendio entre bastidores. El payaso salió al proscenio para dar la noticia al público. El público creyó que se trataba de un chiste y aplaudió con ganas. El payaso repitió la noticia y los aplausos eran todavía más jubilosos. Cuando todos quedaron completamente incinerados se acabaron las risas y los aplausos». Søren Kierkegaard: Diapsálmata.

Lo mismo sucede en la Argentina. En medio de la trágica comedia del kirchnerismo, el fuego ha incendiado -metafóricamente hablando- el país entero, un fuego que comenzó entre bastidores, mientras que a la gilada -o la manceba idiota, al decir del Padre Castellani- le regalaban baratijas y cuentas de colores, se robaron todo, desfalcaron YPF, Aerolíneas Argentinas y cuanta empresa del Estado rentable encontraron a su paso, en connivencia con la familia Eskenazi, que con los Kirchner hicieron con Repsol un negocio redondo cuyo monto y ganancia serviría para comprar diez trasatlánticos de última generación.

El principio de incendio comenzó y se fue propagando en base a los siguientes factores y causas, a saber: la lenidad de las leyes, la impúdica, deletérea y monumental corrupción, la destrucción de las instituciones, como las Fuerzas Armadas, la policía, la aplicación del garantismo inverso -doctrina Zaffaroni-, los jueces amigos, venales como Oyarbide, que compraron para delinquir impunemente. Néstor y Cristina utilizaron los «derechos humanos» como cortina de humo, con la complicidad de la izquierda, con la finalidad de distraer la atención y saquear tranquilamente los fondos públicos merced a un mecanismo laberíntico que les permitió a lo largo de 20 que una lista interminable de denuncias y causas fueran archivadas o cajoneadas; lograron a través de sus operadores judiciales -rábulas- el congelamiento de investigaciones judiciales de escándalos y maniobras defraudatorias contra el Estado que la sociedad debe pagar siempre los platos rotos, mientras los funcionarios kirchneristas año tras año aumentan sus patrimonios y se convierten en magnates ultra millonarios. Tal mecanismo permitió que una banda de delincuentes de cuello blanco pareciera un «gobierno» cuando por dentro era una peligrosa «asociación ilícita». Pero como todas las cosas de este mundo, tienen su término, su acabamiento, su finalización que puede ser bueno, regular, malo o malísimo, que es el caso del régimen demagógico, fórmula peroncho-montonera horrible, con un final miserabilísmo, patético, indigno y ruin por donde se lo mire; la última gota que colmó la copa es el «caso» YPF» o caso «Eskenazi and Kirchner», indisimulados socios mucho antes de que el Sr. Eskenazi -¡apellido por demás sugestivo! – comprara el Banco de Santa Cruz cuando Néstor Kirchner era el Gobernador de la provincia.

Ahora el Juez Ariel Lijo se las tendrá que ver en figurillas para explicar los motivos por los cuales tenía cajoneada la causa contra los Kirchner por este sucio asunto de la venta, reventa y expropiación de YPF.

Recién ahora el Sr. Lijo quiere saber si el Grupo Eskenazi estuvo detrás de la venta de sus acciones de YPF al fondo Burford y se apresuró como madre primeriza a enviar un exhorto a la Justicia de España para saber si esos empresarios argentinos se quedaron con algún «derecho litigioso» o todos los compró ese fondo norteamericano que cobrará 16 mil millones de dólares. Es en una denuncia que Carrió hizo en el 2015 quien se queja por el retraso injustificado de Don Lijo -«alias» «flecha veloz»- quien envió un exhorto a la Justicia de España para saber si el Grupo Eskenazi se quedó con algún derecho litigioso en la quiebra de sus subsidiarias que poseían el 25 por ciento de las acciones de YPF-Repsol, hasta el 2012 cuando fue reestatizada por Cristina Kirchner y Axel Kicillof, presidenta de la Nación y ministro de economía, respectivamente.

En ese pedido de cooperación, Lijo solicitó “toda aquella información relativa a la cesión de derechos litigiosos o acuerdos realizados por el grupo económico o en consecuencia su administrador concursal una vez iniciado el proceso, en demandas que tengan las concursadas y/o el grupo económico contra el Estado Nacional e YPF S.A. ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York”. Carrió se viene quejando porque dice que Lijo «durmió la causa durante años y ahora se muestra activo» frente al fallo catastrófico para el Estado argentino. Por su lado, el ex Procurador General del Tesoro Bernardo Saravia Frías opina que Cristina, Kicillof y otros podrían ser demandados ahora por esta pérdida millonaria para el Estado y la sociedad argentina, como dijimos más arriba y en nuestra anterior nota: «La rana que quería ser buey. Ay Kicillof«. Cabe señalar que las acciones que el grupo Eskenazi tenía en YPF-Repsol, tras un acuerdo entre el expresidente Néstor Kirchner y Antonio Brufau, estaban a nombre de Petersen Energía S.A.U. y Petersen Energía Inversora S.A.U con sede en España.

En resumen, los puntos solicitados en el exhorto son los mismos que figuran en la denuncia original, esto es, toda la información que se tenga del estado de cesación de pagos que originara el proceso concursal relativo a las empresas del grupo económico y a las personas físicas accionistas/dueñas de sus activos, la familia Eskenazi (Sebastián, Matías y Enrique Eskenazi)”. Asimismo, Don «Flecha Veloz» Lijo solicitó a la jueza de Nueva York Loretta Preska que le remita “el fallo del 29 de julio de 2023, contra la República Argentina, en el marco de la causa: Petersen Energía Inversora, S.A.U. v. República Argentina” que dio la razón en el juicio al fondo Burdford.

De nuestra parte, felicitamos a la Diputada del ARI, Paula Olivetto por poner en conocimiento del Consejo de la Magistratura la injustificada demora (mora) de Don Lijo en resolver la causa a su cargo, un congelamiento muy explicable que implica no sólo su destitución sino además abrir una causa en su contra por la posible comisión de un delito perseguible de oficio.

Hagamos Memoria

«Eskenazi, el banquero que logró el aval K».

El empresario Enrique Eskenazi, propietario del Banco San Juan y del Santa Cruz, de las filas de ABAPPRA, se quedó con el banco Santa Fe y se consolida como uno de los banqueros más cercanos a Néstor Kirchner, con quien negoció la compra de la entidad de Río Gallegos cuando el presidente era gobernador en el sur. También está logrando ganar poder y desplazar a Jorge Brito, titular de ADEBA y de las filas del menemismo». (Urgente24, 18/09/2003)

La venta de YPF a los Eskenazi y los fondos de Santa Cruz, misterios que Ducler prometía esclarecer. El financista participó en la administración de las regalías petroleras que cobró la provincia cuando la gobernaba Néstor Kirchner. Había solicitado a la UIF ser considerado como informante. Fueron 630 millones de dólares. O u$s 554 millones. Nunca quedó claro. El derrotero de los fondos de la provincia de Santa Cruz que el exgobernador Néstor Kirchner depositó en bancos del exterior estuvo siempre rodeado de un halo de misterio. El hombre que, decía, podía echar luz sobre ese dinero era Aldo Ducler, el financista que murió ayer. Éste tenía 75 años, fue secretario de Hacienda del Gral. Roberto Bignone y un financista de larga trayectoria y extendidos vínculos políticos. Uno de esos lazos los forjó con el entonces gobernador Kirchner. Cuando Santa Cruz recibió bonos por 630 millones de dólares en compensación por regalías mal liquidadas de YPF, el patagónico recurrió a Ducler para manejar ese dinero. En 2001, Ducler cumplió un papel fundamental en la expatriación de esos fondos. Kirchner lo envió a depositarlos en cuentas en Estados Unidos y Suiza. La financiera de Ducler, llamada Mercado Abierto, figura como receptora de resúmenes de cuenta que enviaba el banco Morgan Stanley. El manejo de ese dinero nunca fue transparente ni quedó claro. Luego de un sinfín de denuncias, el entonces gobernador Daniel Peralta anunció la repatriación de u$s 554 202 121,91 dólares, en cuentas del Banco Nación y el Nuevo Banco de Santa Cruz. Una década más tarde, Santa Cruz atravesaba una grave crisis financiera, con un déficit fiscal que no hizo más que profundizarse. Asimismo, distintos documentos presentados a las comisiones de valores de Argentina y Estados Unidos muestran que el ingreso de los Eskenazi a la petrolera se financió con deuda. La familia compradora sacó préstamos en bancos internacionales, que fue pagando con regalías de YPF. Eso motivó muchas críticas, porque la empresa no podía reinvertir esos dividendos en la exploración y producción de crudo y gas, aunque sus precios internos mejoraban. En 2012, el kirchnerismo estatizó el control de la empresa y los Eskenazi perdieron su parte a mano de los bancos acreedores. ¿Qué podía agregar Ducler? Según su hijo, el financista solicitó a la Unidad de Información Financiera (UIF) ser aceptado como informante para esclarecer eventuales desmanejos y acciones de lavado vinculadas a los fondos de Santa Cruz. El financista ofreció a la Justicia hace pocos días documentación que probaría que la empresa de los Eskenazi no estaba calificada para acceder a los créditos con los que compró una parte de YPF a Repsol, relataría la ingeniería jurídica que armó el Grupo Petersen -y que incluyó la conformación de sociedades en Australia, para evitar eventuales juicios internacionales- y pruebas sobre la presión que habría ejercido Kirchner para el ingreso del socio argentino -que era, por entonces, uno de los principales protagonistas de la obra pública en Santa Cruz y se estaba expandiendo a otras provincias- a la petrolera (TN, 02/07/2017).

Conclusión

Ahora Cristina Kirchner y sus secuaces tendrán que cantar el tango Cuesta abajo. «Ahora, triste, en la pendiente, solitaria y ya vencida yo me quiero con el Diablo confesar. Era para mí la guita la vida entera. Como un sol de primavera, mi esperanza y mi pasión. Sabía que en el mundo no cabía toda mi ambición. Ahora, cuesta abajo en mi rodada, las ilusiones pasadas, yo no las puedo arrancar, sueño con el pasado que añoro. El tiempo viejo que lloro y que nunca más volverá».

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