Por Carlos Tórtora.-

La oposición prepara una ola de amparos para conseguir que la justicia impida la aplicación del DNU 70/2023. En este marco, no hay que descartar la hipótesis de que la Corte Suprema acepte un per saltum en alguna de las causas y que entonces el tema se concentre en el alto tribunal. Sin embargo, la ofensiva judicial contra el DNU tendría obstáculos importantes. Por ejemplo, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 99, inciso tercero, de la Constitución Nacional, el Jefe de Gabinete debe enviar el DNU a la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo y ésta en 10 días producir dictamen y remitir el mismo para su tratamiento a cada una de las cámaras, que deben pronunciarse por la aprobación del DNU o su derogación. Encontrándose así pendiente el trámite legislativo del DNU, es probable que muchos magistrados no acepten amparos contra el mismo hasta tanto el Congreso se pronuncie. En caso contrario, la justicia podría estar fallando sobre una cuestión que es competencia legislativa y cuya resolución es inminente.

De darse así las cosas, aumentaría la presión para que la Comisión Bicameral y las cámaras se expidan. Las negociaciones para definir quiénes integrarán la Comisión todavía no terminaron y la misma, que no se reúne desde el 2021, acaba de pasar a ser la comisión más importante del Congreso.

El Senado, la clave

Todo parece coincidir en que la batalla por el DNU se terminará dando en el Congreso. Si JM consiguiera que una de las cámaras -el Senado- aprobase el DNU, obtendría una victoria trascendental, ya que conseguiría que el plan de desregulación tenga el aval legislativo. En cambio, un rechazo del DNU por las dos cámaras desmantelaría la estrategia económica del gobierno y lo dejaría sometido a los dictados del Congreso. En Diputados, la oposición tiene número suficiente como para rechazar el DNU. Todo indica que la batalla final se dará en el Senado, donde Victoria Villarruel consiguió reunir días atrás una mayoría circunstancial para la distribución de cargos.

Mientras tanto, JM convocó a extraordinarias y envía un paquete de leyes económicas y una política: la imposición de la Boleta Única, suprimiéndose el actual régimen de boletas por cada partido. Esta jugada es la primera donde el presidente muestra su estrategia electoral para el 2025. El peronismo fundamenta buena parte de su poderío electoral en el uso de la boleta partidaria a través del aparato de punteros. Con la Boleta Única, el peso de los aparatos se diluye en buena medida y esto le abriría el espacio a La Libertad Avanza.

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