Por Guillermo Cherashny.-

Encuestas recientes reflejan una gran caída en la imagen del gobierno nacional y menor en el de la Provincia de Buenos Aires, y nadie tiene duda que se desmoronó la percepción que tiene la opinión pública sobre la presidencia de Alberto Fernández, pero muy distinto es el volumen electoral del Frente de Todos, que seguramente perdió votos, como ocurre en toda elección legislativa de medio término, pero en términos electorales es muy probable que el actual oficialismo mantenga la primera minoría en las PASO y las generales de septiembre y noviembre.

En efecto, el recurso del reciente fracaso de Mauricio Macri sigue fresco en la opinión pública y es poco probable que alguien que votó al gobierno en 2019 vote a Juntos por el Cambio. Hay que ver si la tercera opción, encabezada por Florencio Randazzo, supera el 6% que obtuvo Lavagna en las presidenciales en el rango de diputados nacionales, que consagró a Graciela Camaño y Alejandro Rodríguez, aunque reina mucho optimismo entre los ex duhaldistas, que siguen al dirigente de Chacabuco y ex ministro de interior y transporte. Piensan superar el 10%.

Por otro lado, también en la PBA, José Luis Espert y Ricardo López Murphy, quienes participarán en unas PASO, también esperan el 10%, y todos esos votos huirían de Juntos por el Cambio, en tanto los troskos pueden crecer a expensas del peronismo que gobierna.

El gobierno necesita tres cosas, a saber: mantener la unidad, anclar el dólar y aumentar el ritmo de la vacunación; y en ese sentido, la esperada llegada de la AstraZeneca para fin de este mes y los siguientes y la producción local de la Sputnik pueden lograr la tan ansiada inmunidad de un sector importante de la sociedad.

Así las cosas, hoy por hoy el gobierno podría perder en la PBA. Pero si se cumplen esas tres condiciones, el triunfo estará asegurado.

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