Por Sebastián Dumont.-

En medio de los momentos convulsionados por la situación social que produjo el ajuste y el tarifazo, las estrategias políticas no cesan en sus elaboraciones a futuro. A pesar que muchas veces todas las alquimias pueden volar por el aire como consecuencia de alguna variable económica, esta semana se han dado varias señales sobre cuál es el pensamiento del oficialismo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. Hasta ahora se ha hablado de dividir al peronismo en tres vertientes, pero y ¿si aparece una cuarta opción?

La última sesión en el senado bonaerense, donde se aprobaron los pliegos de los nuevos directores del Banco Provincia, fue una clara señal de convivencia con un sector del peronismo que ve en Florencio Randazzo la posibilidad de encabezar una renovación. Los legisladores del PRO acompañaron y eso se tomó como parte del acuerdo con los intendentes “dialoguistas”, pero cada vez más duros, que ayudaron a destrabar leyes importantes como el presupuesto y las leyes de emergencia.

Hay una clara intención de fortalecer a un sector del peronismo para que se debilite otro, que es el cristinismo. Además, en Cambiemos lo consideran el principal instigador de los levantamientos sociales y apuntaron al distrito de La Matanza como el posible origen de todas esas movidas. Varios intendentes, entre ellos Nicolás Ducoté, salieron a criticar duramente las acciones de la intendente de allí, Verónica Magario, ligada a Fernando Espinoza e hija del ex tesorero de Montoneros.

Cabe preguntarse también el porqué de la insistencia en generar tensión con Sergio Massa, siendo que éste es un aliado clave en la provincia de Buenos Aires. Pero las cosas son así, y lo ven al líder del Frente Renovador como alguien al que hay que limarle sus chances electorales.

Por eso, a las tres opciones que plantea el oficialismo para tener enfrente, podría sumarse una nueva.

En las últimas horas se habla mucho del rol del intendente de San Miguel Joaquín De La Torre y su cercanía al gobierno provincial. Hasta se tiran especulaciones sobre la posibilidad de que desembarque en el gabinete de Vidal. Pero la jugada sería otra.

El ex aliado de Massa estaría recorriendo la provincia con la idea de generar un espacio nuevo que tenga anclaje en los territorios y que, incluso, pueda presentar una lista propia en la provincia de Buenos Aires. “Sin jefes”, parece la consigna para sumar a intendentes en esta movida que tiene como escala final la discusión del 2019 en la provincia de Buenos Aires.

Es un juego arriesgado porque, en su mayoría, los intendentes privilegian sus cuitas locales y no se animan demasiado a salir a jugar la política grande. Amagan para después cosechar beneficios en sus propios territorios. Pero esta idea que está germinando podría ser de sumo interés para varios actores. Por un lado, al oficialismo y seguramente a varios aspirantes a poner un pie en la provincia de Buenos Aires para pelear la presidencia dentro de tres años. El juego está abierto.

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