Por Juan José de Guzmán.-

¿A quién puede sorprender que entre el silencio cómplice de las Cámaras legislativas de la Provincia y el Poder Judicial de la misma jurisdicción hayan jugado un rato (porque sólo pasaron unos pocos días desde que se conoció la noticia) al Gran Bonete declarando la nulidad de la causa, devolviéndole la libertad, las tarjetas con las que realizaba la maniobra y el dinero que extraía de los cajeros con la maniobra, en un Banco de La Plata, al puntero “Chocolate Rigau”?

Lo que sí debe sorprender y preocupar es que ninguna de las tres fuerzas que compiten, cabeza a cabeza, por el trofeo mayor, la Presidencia de la República, se haya pronunciado al respecto. Este es un caso de extrema gravedad, porque confirma que todo lo dicho por aquellos que denuncian a la casta política tiene asidero.

Pregunta del millón: ¿Por qué razón este aborrecible caso no fue capaz de generar el repudio unánime de todas las fuerzas políticas que tendrían que mostrar su indignación al verse manchadas en su honor por este puntero-chocolatero, que trabaja con ellos en la legislatura?

Siga, siga, siga el baile… les espetaría Alberto Castillo, si viviera para cantárselos en la cara.

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