Por Jorge Augusto Cardoso.-

El DNU impulsado por el gobierno tiene objetivos más que buenos que, de lograrse, beneficiarán al conjunto de la sociedad; pero ésta no lo percibe. No alcanza a comprender que el mismo decreto anula otros y también leyes que fueron sancionadas por gobiernos de facto, por lo tanto, inconstitucionales. Éstos no fueron derogados por sucesivas gestiones democráticas, ya sea por conveniencia o por desidia.

Era de esperar que ideas nuevas, expuestas sin mayores explicaciones, provoquen esta obstinada resistencia; así se incrementa la dificultad de producir empatía con lo propuesto por parte de la ciudadanía que, además, recibe en forma permanente mensajes disolventes que provienen de sectores de la oposición, a los que sólo les preocupa mantener sus privilegios e intereses.

La función de la palabra es de esclarecimiento. Es imperativo que el gobierno lance una agresiva campaña de comunicación para que toda la población conozca en forma detallada los objetivos que se persiguen con el DNU, sus ventajas en comparación con lo que se modifica o deroga, si se aspira, como supongo, lograr adhesión, un positivo cambio de actitud y la paz en la población.

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