Por Máximo Luppino.-

Las tijeras del recorte de Patricia Bullrich están desafiladas, mientras que la motosierra de Milei se encuentra ahogada, tose y no termina de arrancar. La impresionante avalancha de medidas económicas implementadas por Sergio Massa produjo un sacudón tremendo en el hemisferio electoral nacional.

Las decisiones del ministro-candidato de Unión por la Patria (UP) se proyectan audazmente al próximo ciclo electoral. Parece estar confiado plenamente en que lo tendrá como protagonista central de la historia argentina. Esta insondable seguridad de Sergio arrastra voluntades hacia delate. Axel Kicillof es una verdadera locomotora del soñado triunfo del hombre de Tigre. Buenos Aires, un bastión de la doctrina del general, se mantiene alineada con los fundamentos del Peronismo. Una profunda liturgia justicialista reviste cual manto protector doctrinario los hogares de un conurbano profundo y tradicional.

Las filas de cambiemos crujen cada vez con más discordante sonoridad. Mientras la UCR consolida su espacio ganando gobernaciones, el PRO entró en un tobogán descendente con ausencia profunda de liderazgo efectivo. Patricia Bullrich no lidera de manera alguna el amarillo espacio.

Muestra de esta realidad política son las públicas declaraciones del diputado de Evolución Radical, Emiliano Yacobitti, quien dio Quórum al oficialismo en el tema “ganancias” diciendo: “Hace rato que Macri le viene faltando el respeto al radicalismo”. Y agregó el encumbrado dirigente: “Es muy difícil que los radicales voten a Milei”. Adelantando de esta manera una sintonía política con Sergio Massa y fiel a los principios éticos radicales.

Los “modos y formas” de Patricia Bullrich no cuajan con una UCR formal y respetuosa de otras ideologías políticas. El centenario partido no acompañará los exabruptos y la ignorancia de Patricia. Una fuerza política con una historia definida no piensa “rifar” su futuro ante una dirigente a la cual perciben como una perdedora en las próximas elecciones generales. La UCR busca su propio horizonte político y posee triunfos recientes que bien fundamentan sus aspiraciones.

En cuanto al portador de la cuestionada motosierra parece ser víctima de sus temerarias afirmaciones. La gente está tomando conciencia de las dimensiones drásticas y negativas de una dolarización que es impracticable sin antes conducirnos a un quiebre del orden social y de la auténtica soberanía de la Nación. Milei es un embajador de las ideas más retrógradas y oscuras de un “mercado” sínico y despiadado. En el mundo el capitalismo está influenciado por un humanismo pujante y lógico, flexibilizando sus materialistas fundamentos para matizarlos con los derechos de las masas dolientes del planeta.

Milei niega los humanos designios para preconizar un capitalismo salvaje que ya caducó en el universo de la humana conciencia.

Sergio Massa no sólo se compromete a llevar adelante un gobierno sensible para con las necesidades populares, sino que ya actúa como un presidente en gestión y toma medidas afortunadas. La decisión de un gobierno de mayorías y tener sustento más allá de Unión por la Patria es muy loable. Ese es el sendero para transitar un camino nacional de profundas realizaciones integrales.

Mientras Bullrich y Milei niegan y excluyen, Massa une, convoca y busca la amplia participación plural en su eventual gobierno.

Sergio Massa está entre los políticos más preparados para ejercer la primera Magistratura Nacional. Ya todos sabemos: “¡La victoria ama a los preparados!”

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