Por Guillermo Cherashny.-

Hace un mes escribimos en este portal que Aníbal Fernández podría ser detenido por el escándalo de la FIFA más que por el triple crimen de Gral. Rodríguez, aunque parece que también lo pueden imputar después de la declaración de Martín Lanatta. También escribimos que Ricardo Echegaray, el ex administrador de la AFIP, había llegado a un acuerdo secreto con el nuevo gobierno para que lo salvaran de todas las causas penales que tenía, a cambio de entregar información de muchos funcionarios, encabezados por la propia ex presidente. Así es que el juez federal Ariel Lijo lo sigue dejando afuera de la causa Ciccone, pese a los reiterados pedidos del fiscal Di Lello, y la otra causa importante que tenía era la del encubrimiento de Lázaro Báez, para lo cual disolvió la regional Bahía Blanca de la AFIP e hizo relevar a un juez federal. Y hace unos días el inefable juez Norberto Oyarbide lo sobreseyó definitivamente. También convinieron que no se le aplicaría la cosa juzgada írrita en la causa donde le entregó un feedlot a su esposa cuando era el titular de la ONCA. Pero después del último sobreseimiento, Echegaray se enojó porque el administrador de la Aduana le cerró todos los depósitos fiscales a su socio, más conocido como «el uruguayo», que le pagó un viaje de fin de año a Río de Janeiro, donde fue sorprendido por TN. Entonces, cuando le cortaron los negocios que seguía manteniendo, rompió el pacto y decidió impulsar en la auditoría una inspección en tiempo real de la gestión Macri, que no es legal, y seguramente este rompimiento unilateral de Echegaray le traerá problemas judiciales pronto.

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