Por Luis Américo Illuminati.-

Esto dijo el Padre de la Patria: «Cuando uno considera que tanta sangre y sacrificios no han sido empleados sino para perpetuar el desorden y la anarquía, se llena el alma del más cruel desconsuelo». José de San Martín (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., París, 20 de marzo de 1831, p. 22)

«Quien olvida su historia está condenado a repetirla”. Jorge Ruiz de Santayana (1863-1952).

El mismo Vicente López (hijo del autor del Himno Nacional) en su largo Prefacio de su profundísima obra -poco conocida- «Historia de la República Argentina» se lamentaba que al poco tiempo de formada nuestra Primera Junta de Gobierno, ésta se dividió en dos bandos irreconciliables, y así siguió la marcha estrepitosa de los sucesos posteriores, luchas intestinas, sangrientas. Y así llegamos al año 1852, la batalla de Caseros, triunfa una facción sobre otra. Al poco tiempo es sancionada la Constitución con la autosegregación de la Provincia de Buenos Aires, separación que duró casi diez años. Y desde ahí venimos de cabeza hasta el presente y la causa no es otra que el antagonismo entre los fines y los medios. Pues, aunque los fines sean loables, si los medios son malos, el resultado final es el fracaso, suma de todos los males. Desgraciadamente los pueblos que no aprenden las lecciones de la historia, inexorablemente tienen como destino final el naufragio.

Los mayores elogios de Vicente López (los abundantes detalles que suministra no los dan los demás historiadores argentinos) son para Belgrano, Güemes, Pueyrredón y el general San Martín, un gigante para un país de enanos mentales, que recuerda a Gulliver y los liliputienses que vivían en guerra todo el tiempo, según lo narra genialmente Jonathan Swift. Tal como dice Ramón y Cajal: «Desearíamos entablar comercio intelectual con un espíritu prócer, absolutamente despojado de orgullo y presunción, a fin de que nuestra pequeñez libre de humillaciones, se elevara y se expandiera conforme a su talante. Sin duda, existen sabios ilustres que juntan los más altos dones de la mente con la más encantadora de las modestias. ¡Pero cuán raros! Porque es casi imposible que el gigante ignore su estatura y que al platicar con pigmeos olvide que nos mira desde arriba».

Cuando ya anciano San Martín en sus últimos años de vida en el autoexilio que se impuso, pese a su cuerpo debilitado, su cerebro y su espíritu estaban intactos. Sobre esa etapa de la vida, expresa Cajal: «Dice Schopenhauer que el viejo se pasea tembloroso o reposa en un rincón, no siendo sino sombra o fantasma de su ser pasado. Cuando viene la muerte, ¿qué queda por matar? Mucho todavía: un cerebro tenazmente aferrado a su función de pensar, no obstante sentirse bloqueado por órganos debilitados o desfallecientes. Y el cerebro, o si se quiere la mente, es todo el hombre». Lo cual es plenamente aplicable a nuestro General San Martín. ¿Puede el hombre que ha nacido para ser un águila comportarse o convertirse en una gallina de corral? Es más probable que las gallináceas antes se vuelvan carnívoras que crucen el cielo y enfrenten la tormenta como las águilas.

Creemos que el Padre de la Patria bien podría darnos como un último consejo la siguiente frase de Cajal: «Debemos caer como la hoja del árbol arrancada por los primeros fríos otoñales. Si ellas pensaran podrían decirse llenas de orgullo: Morimos satisfechas porque sabemos que, gracias a nuestra obra (creación de principios inmediatos mediante la fijación del carbono y elaboración de la savia, etc.), el tronco del árbol, es decir, nuestra querida Patria, se ha elevado y robustecido con una capa más».

El águila vigila

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La sola presencia en el aire de este ser alado inspira el respeto y la admiración de los que lo miran de abajo. En este video el águila soberana construye su atalaya para vigilar el horizonte con su penetrante mirada que según los antiguos representa la divinidad. Este es un mensaje para los argentinos de buenos principios que quieren ver a la Argentina libre, digna y soberana. Porque ese es su destino y no un refugio y casa de vampiros y ladrones donde todos los vicios son bien recibidos con albergue asegurado.

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