Por Paul Battistón.-

Sin enemigo es difícil concretar batalla y sin batalla no se gana.

El gran mérito del kirchnerismo es su lógica de dar constante batalla. Siempre tuvo enemigos, siempre los creó cuando no los tenía. En algún momento desarrolló la suficiente agilidad como para institucionalizar la creación de enemigos hasta casi llegar a elegir el enemigo del mes (en el segundo gobierno de Cristina).

“Nuestro principal objetivo es acabar con el kirchnerismo” dijo Bullrich hace sólo unos días atrás. A diferencia de otras veces, la intención de la frase fue una necesidad para reposicionarse frente a Milei. Patricia está a punto de quedarse sin batalla y sin batalla no hay triunfo.

La disciplina traducida en poner orden de Patricia ha quedado en segundo plano por un mensaje de orden superior metódicamente (podría ser maquiavélicamente) expuesto por Milei en su discurso de triunfo. Un orden integral sin dejar detalle suelto, atado a los números requeridos de un orden matemático capaz de moverse al unísono con la economía, combatiendo el desorden desde el desfinanciamiento que significaría un orden económico prioritario.

Desde la primera posición, Milei se dio el lujo de obtener sus enemigos (no simplemente declararlos). Ha guiado la batalla hacia él mismo transformándose en el enemigo que el kirchnerismo no quiso elegir. Ahora es oficialmente el enemigo de la casta y ésta se encuentra no sólo en el oficialismo sino también en la forma esperada y supuestamente aceptada de hacer política. Esa que también fracasó en eliminar al kirchnerismo y denota entonces una complicidad de blandura e ineficiencia que Patricia parecía superar pero que el mensaje anticasta de Milei engloba y supera.

Dos años atrás, merkelizar a Bullrich era una apuesta al triunfo de JxC. El destiempo radical parece haber prendido dentro de JxC. Dos años tarde, el intento de comenzar una merkelizacion llega cuando los puntos de no retorno exigen una imagen de Thatcher de mínima. Capaz de atacar, primerear (siempre ofensivamente) al pseudo comunismo desde todos los frentes sin dejar de poner la prioridad en la economía mal encaminada y en la economía mal intencionadamente encaminada a financiar la decadencia organizada para sostener la política de una casta.

Milei es ahora Thatcher y en su discurso está la intención de la muerte del fracaso como estrategia financiada por una economía consumida por cajas usurpadas.

El kirchnerismo tiene ahora por enemigo a Milei, quien se convirtió en demonio con una sola estocada silenciosa e inesperada (para la mayoría de ellos).

Los niveles de ahhh… pero Macri se desplomaron y el mayor enemigo ahora de JxC y de Patricia es el del miedo a un cambio insuficiente.

El miedo del peronismo es al colapso tras la eliminación de la mascarada de movimiento cubriendo una verdadera estructura de mafia financista con dineros del estado y otros.

Share