Por Luis Alejandro Rizzi.-

Hay un 60% que no votaría al enjambre de candidatos que mejor mide, para las próximas elecciones, con modestos puntos que, oscilan entre poco más del 10 y 20 y pico a lo sumo.

Pienso que los “tercios” serán cinco, ya que sumo a los que no votaremos y el voto del 60% referido, lo que significa que al balotaje posiblemente lleguen dos con no más de un 30% de votos y ese porcentaje es el que se debe tener en cuenta, para “construir poder”.

El 60% restante, no lo votaría nunca, pero en un balotaje se votará al ganador para votar contra el perdedor y viceversa.

Por eso insisto la importancia que tendrá el congreso en los próximos cuatro años de gobierno, salvo que se repita, cosa que no creo el fenómeno “Kirchner” que mal que bien gobernó desde 2003, aun en el lapso de Mauricio Macri., dicho esto en sentido relativo.

De algún modo estamos viviendo la “antidemocracia”, las mayorías se conforman votando “en contra de”, de donde estaría fallando la famosa “legitimación de origen”, los casos Petro, Boric, Castillo, Lasso y Lula, (recomiendo la nota de Inés Capdevila en La Nación del domingo 11) estarían demostrando esa lógica.

Pasa que tampoco logran “legitimación de ejercicio”, porque se les reclama, todo al mismo tiempo, del mismo modo que jamás podría haber una corrida bancaria exitosa.

Entonces caben dos preguntas: “¿cómo se explica esta versión democrática de antidemocracia?” y “¿cómo se sale?”.

En mi opinión, la primera es una crisis cultural, consecuencia de este momento “histórico liquido” que nos toca vivir, nos hemos quedado sin soportes, es probable que Ortega dijera que esta vez no es España, es el mundo el que está invertebrado, como lo venía anticipando desde 1920 y pico y finalmente llegamos a este extremo, paradojalmente ni deseado ni querido.

Nos quedamos sin “cultura general” y la vida se convirtió en una selva en la que no solo existen “poderes concentrados”, sino más bien “anarquía dispersa”.

Las elites fueron reemplazadas por los “círculos rojos”, como diría Ortega, grupos de “sabios brutos”, más peligrosos que la peor arma bélica.

En Argentina seguimos creyendo en las soluciones matemáticas y en supuestas riquezas, creemos que nuestro “cuestión” es económico, no tenemos dólares, además de muchas otras cosas que nos faltan, pero con “vaca muerta” y el “litio” nos recuperamos en meses… lo que es posible en las cuentas públicas, pero…

La “economía” es uno de nuestros problemas más agudos, pero la “cuestión” es cultural, no tenemos creencias, creo que hasta las despreciamos, nos manejamos según el saldo de nuestra cuenta bancaria, ángel guardián de nuestra supuesta felicidad.

Estamos como estamos porque hemos despreciado la formación cultural, no quedamos en la “Alfabetización”, saber hacer las cuatro operaciones básicas, con eso es insuficiente, la clave es “comprender”, tener ideas y respetar valores, y en eso estamos flojos de papeles, desde decenas años, el sindicalismo docente es la expresión de la incultura en el sentido orteguiano.

Estamos en la etapa del “nihilismo esencial y existencial”, tal como la describió Enrique Santos Discepolo, no sé si desde el 506 (la fecha puesta por DISCEPOLO) pero si en las últimas décadas

“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé
En el 510 y en el 2000 también
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafa’os
Contentos y amarga’os, valores y doblé
Pero que el siglo 20 es un despliegue
De maldad insolente, ya no hay quien lo niegue
Vivimos revolca’os en un merengue
Y, en el mismo lodo, todos manosea’os…” (versión cantada por Julio Sosa)

Sólo dejaremos esta “democracia del manoseo mutuo” cuando podamos dar el salto cultural… (hacia arriba…”

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