Por Luis Alejandro Rizzi.-

¿Cuántos crímenes se cometieron en tu nombre, “unidad”…? Unos cuantos, a lo largo de la historia; por eso no sorprende ese perverso juego de lealtades y traiciones en el que se “¿negociaron?”, las precandidaturas de UxP.

Fue un juego con matices contrafácticos. Por un lado, la amenaza de Massa de irse del gobierno, lo que dinamitaría la ¿negociación? con el FMI y, por otro, la presión de más de una docena de gobernadores que, si bien se tragaron sapos casi crudos durante años, decidieron cambiar de menú; no más sapos, en todo caso, probarán con ranas….

La discusión se trasladó a las listas de UxP, a los puestos seguros y al primero de senadores de la Provincia de Buenos Aires.

Nos quedaría el problema “Kicillof” que logró postularse por la reelección, cuando era el “elegido” por Cristina para la elección presidencial. Obvio, jamás podría ganar, pero facilitaría el deseo de Cristina de mantener el control político de la provincia de Buenos Aires, como su exilio político, desde donde constituiría su gobierno paralelo, enfrentado al gobierno nacional de signo opositor.

Además, ella creería que, controlando la provincia de Buenos Aires, varios gobernadores peronistas volverían al redil.

Dicho en castellano porteño, tener bases estratégicas para asediar al gobierno nacional, desde el control callejero, ámbito al que se pretendería trasladar el “diálogo político”.

El objetivo de Cristina sería como perder de la mejor manera, trasladando la responsabilidad hacia los costados. Su dedo índice de mayo de 2019 aún sigue doliendo.

Massa es un mercenario de la política y su “Frente renovador” es como el ejército privado “Wagner”, no tiene convicciones ni banderas.

Sirvió para, en su momento, frenar la ambición de Cristina para “ir por todo”; facilitó el triunfo de Macri, al diferenciarse del peronismo se acercó al PRO para ver qué podía rapiñar y luego lo enfrentó.

Finalmente, desde el seno del cristinismo y con un aporte minoritario, acceder a la precandidatura presidencial ante la resignación de la propia Cristina y el visto bueno de varios gobernadores que ven en él, el nombre de la derrota en las próximas elecciones, de todos modos, perder también le servirá.

No le será fácil a JxC, Larreta y Morales, sus amigos, o Patricia Bullrich, enfrentarlo en la campaña. Veremos hasta dónde llega la audacia de “Wagner” y la prudencia de quien resulta candidato rival.

Javier Milei continuará en su proceso de dilución, pero le alcanzará para conformar uno de los cuatro o cinco “tercios”, UxP; JxC, Milei, abstención y voto en blanco.

Todo indica que el balotaje se definirá entre dos candidatos que, en la primera vuelta, no pasarían de los 30/33 puntos.

Esos porcentajes conformarían un congreso atomizado, sin mayorías, que podría significar que ese órgano de gobierno se convierta en factor de poder decisivo positivo o negativo, según se logren consensos o no.

Los economistas y los ideólogos de las diferentes fuerzas políticas, por cierto, bastante débiles, deberían tener en cuenta ese escenario, que desde ya impedirá un “shock” y amortiguará el gradualismo.

La experiencia de Córdoba podría darnos algún indicio. Fue importante la abstención que, con el voto en blanco, suma casi un 35% del electorado.

La pregunta sería a quién favoreció el hecho de no ir a votar o hacerlo en blanco.

En mi breve estadía en Córdoba muchos me habían dicho que para que JxC tuviera posibilidades para ganar debía votar cuando menos un 70/72% y la candidatura de Juez no entusiasmaba. Me vine el domingo 25 con la sensación de que ganaría Martín Llaryora y así fue.

Por último, Cristina está intentando armar una retirada prolija. Debe no sólo separarse del gobierno del que participa sino de Sergio Massa como candidato perdedor, su circunstancial aliado.

En este juego agonal, Massa fue contratado por Cristina para que sea el rostro de la derrota, pero a la vez le puede ser útil para ganar con un 30 y pico por ciento la Provincia de Buenos Aires.

Otra pregunta: ¿¿quién de los dos es el verdadero “fullero”?

En esa agonalidad, JxC podría ser el próximo gobierno, pero con el riesgo de ganar a lo Pirro.

Cristina descenderá fatalmente de categoría, porque fue “proscripta”. Es probable que así lo crea. Los árbitros la perjudicaron será su razón y su consuelo.

Muy poco para ser optimista, pese a que más de uno cree que con Vaca muerta, un poco de mejor tiempo y el litio, en unos meses podría volver el “deme dos, Vermouth con fritas y good life…”

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