Por Alberto Buela.-

Varios amigos me han pedido la opinión acerca de la situación política de Argentina hoy en día.

Antes que nada hay que aclarar que la opinión no es ciencia ni con ella se puede lograr un conocimiento cierto; por eso los antiguos filósofos griegos definían la opinión como el juicio que emitimos con temor a equivocarnos.

Tampoco la política es una ciencia sino más bien un arte “todo de ejecución”. Es cierto que la política es la arquitectónica de la sociedad, más precisamente, es aquella que arma la comunidad, que le da su sentido.

Es por eso que de política hablamos todos, porque es la tendencia natural del hombre en comunidad.

Ahora bien, una cosa es la política y otra lo político. Esta es una distinción que siempre debemos tener presente pues no se deben mezclar los campos.

Es esta una distinción clásica que los grandes politólogos contemporáneos han asumido como propia: Carl Schmitt, Cornelio Castoriadis, Julien Freund, Danilo Zolo, Alain de Benoist, Gianfranco Miglio, Fernández de la Mora, Alessandro Campi, Dalmacio Negro Pavón, en nuestro medio Carlos Strasser, Horacio Cagni, et alii.

La política tiene que ver con la organización del poder en una sociedad o comunidad: partidos, representación, dominios, etc., mientras que lo político hace referencia al poder y su naturaleza: mando, obediencia, persuasión, etc.

Sobre lo político, aunque es difícil, se puede hacer ciencia, pero sobre la política no, porque es un saber sobre lo verosímil, sobre lo opinable, sobre lo contingente, sobre aquello que puede ser o no ser.

Hoy los gobiernos, es decir, aquellos que administran la cosa pública, han abandonado la idea de soberanía política, y se han transformado, casi todos, en gobiernos vicarios donde el poder está en otro lado.

La Argentina no está libre de esta tara política y hoy día va a elecciones con tres opciones: una kirchnerista progresista socialdemócrata (Massa), otra liberal progresista socialdemócrata (Bullrich) y otra, anarquista liberal (Milei), donde ninguna de las tres alza la bandera de la soberanía política.

Pero ¿cómo el peronismo no está representado en esta elección? No porque el peronismo murió con Perón; lo que vino después son variantes: liberales con Menem, socialcristianas con Cafiero y Duhalde, socialdemócratas con Kirchner y progresistas con los dos gobiernos de los Fernández: Cristina y Alberto. Hoy el peronismo en el gobierno es lo más parecido a Podemos en España.

¿Qué opino? Que es una situación dilemática, porque los peronistas, sin forzar su conciencia política, pueden votar a los tres candidatos. Los progresistas y socialdemócratas lo mismo. Lo que queda al margen es la gran masa del pueblo argentino que en la primarias de hace un mes no fue a votar o votó en blanco. El que maneje o manipule mejor este grupo será el seguro ganador.

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