Por Carlos Tórtora.-

En menos de una semana, desde el primer debate presidencial, dos de los tres candidatos presidenciales con chances están sufriendo un serio deterioro. Esto a 24 horas del segundo debate.

Uno es Sergio Massa, que salió airoso del primer debate -y sobre el módulo de Economía- haciendo un papel aceptable. Al menos dos hechos jugarán mañana en su contra. El primero es el nuevo salto del dólar blue a $ 900, lo que transmite una idea de pérdida de control de las variables. Massa está viendo cómo se esfuma toda apariencia de previsibilidad y le sería casi imposible demostrar en el debate lo contrario, quedándole como recurso el hecho favorable de que no se hablaría de economía.

El otro factor negativo es la instalación en la agenda social de los escándalos de Martín Insaurralde y Carlos Chocolate Rigau. Ninguno de los dos casos pasaron a segundo plano y los intentos del oficialismo por hacer como si no hubiera pasado gran cosa son un fracaso. Ambos escándalos entrarán como sea en el debate, colocándolo al Ministro de Economía a la defensiva.

Para Patricia Bullrich la situación es paradójica. Por un lado, tendría a su favor que dos de los temas centrales, seguridad y trabajo, corresponden a Ministerios que ella ya ocupó. Pero también hay que tener en cuenta que esto mismo la expone a preguntas inquietantes. Por otra parte, la presidenta del PRO llega a este debate angustiada por saberse tercera en las encuestas y obligada a lucirse para revertir la precaria imagen que dejó en el primer debate. En otras palabras, ella debe salir a golpear primero y debe castigar por igual a Unión por la Patria y a La Libertad Avanza.

Milei más cómodo

Sin duda, el que llega al debate menos presionado por la realidad es Javier Milei. Tiene algo en contra y es que trabajo, seguridad y medio ambiente no son temas de su preferencia ni en los cuales se sienta muy cómodo. Pero cuenta con la fuerte postura favorable de que sus dos rivales están muy complicados. Esto quiere decir que el líder libertario no necesitaría sobreactuar para capitalizar la situación y podría darse el lujo de mostrarse equilibrado y menos agresivo que de costumbre. Esto, excepto, claro está, que Bullrich y Massa lo elijan como blanco de sus ataques, lo que lo obligaría a dar pelea.

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