Por Luis Alejandro Rizzi.-

Es sabido que el objetivo de Cristina es el de ser el mejor segundo, dado que ganar sería peor que perder, ya que habría que hacerse cargo de una situación extremadamente complicada en un muy inestable contexto social.

En esta situación, es preferible perder siendo el segundo más votado; desde la oposición se podrá representar la bronca social y el “me opongo”.

Los significantes cobrarán valor y los significados perderán su razón de ser.

Siendo el segundo más votado, el segundo mejor, desde la militancia minoritaria callejera se pondrá al gobierno en estado de sitio y se buscará que el “segundo mejor” deba sacrificarse para asumir el gobierno desde un estado peor al que asumió; se justificaría todo exceso posible, en lenguaje cristinista, para “ir por todo y más”.

Este es uno de los dilemas que deberá enfrentar JxC. Si realmente llegara a ser el “mejor primero”, deberá tener la suficiente prudencia para ponderar el mal humor social y lo que la gente estuviera dispuesta a tolerar.

Hernán Lacunza, en una reunión de empresarios, pidió que levantara la mano la persona que no recibía subsidios, en un ambiente social que posiblemente esté en el décimo decir de nivel de ingresos. Todos recibían un nivel de subsidios intangible, en el caso de los subsidios a la oferta indiscriminada.

En ese acto podemos ver que, además del subsidio, están las diversas prebendas y las “protecciones” que se reciben del estado, que poco o nada se diferencian de las seguridades que ofrecen las mafias para desarrollar actividades, como está ocurriendo en Rosario.

Un grupo de empresarios aceptó congelar parcialmente precios hasta el día después de las PASO, en una prueba de inaceptable sumisión. Les faltó imaginación para hacerlo, aunque fuera hasta diez días después.

¿Qué diferencia hay en la manipulación de índices hecha con estos modales, con las falsificaciones ocurridas en la época de Moreno en el Indec?

En el primer caso se trata de lubricación; en el segundo, de masturbación; dos formas de “pornopolitica”.

Otro de los dilemas de JxC estaría dado por la conducta que asumirán los votantes del perdedor en las PASO. Algunos piensan que esos votos podrían ser el salvavotos de Milei, cuyo caudal está en estado de dilución.

Para Cristina hay también un dilema: Massa podría ganar la elección, como lo sugiere Jorge Asís, si Patricia ganara las PASO.

Sabe que en esa hipótesis perdería el resto político-judicial que le queda y Sergio Massa luciría con servilleta y cubiertos de plata como el mejor de los jacobinos.

La oposición debiera recuperar la confianza de la gente, construir una sociedad democrática republicana, soldar la fractura social mediante la humildad y ejemplaridad y liberar a la sociedad del poder del empresariado prebendario.

Lo mío no es original; son ideas que estoy recogiendo del libro de Henry Kissinger “Liderazgo”.

Por ahora las militancias políticas oficialistas y opositoras van en la dirección contraria. La cosa no está en hacer virtud de la vulgaridad ni debilidad de la prudencia política; la historia enseña que los jacobinos terminaron en la guillotina.

Tenemos que asumir que hoy somos un país vencido y terminar con la mentira de la pandemia, la guerra y la sequía. Un solo dato: en la región, la inflación anual de los países equivale a un mes de la nuestra.

Tenemos que asumir que hemos sido mal gobernados y que hemos elegido mal; en una palabra, tenemos que distinguir la verdad de la mentira y disipar el feo aliento que despiden todos los candidatos, por lo menos hasta hoy…

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