Por Luis Orea Campos.-

Es de suponer que el engendro surgido de las elucubraciones de la mente enfermiza de Néstor Kirchner (QEPD) y corporizada jurídicamente por su fiel sirviente Jorge Landau (QEPD) -exclusivamente para evitar deserciones electorales en su rebaño- habrá dejado una enseñanza en las huestes de tontos de otros partidos que dejaron correr la criatura especulando con servirse oportunamente de ella para potenciar sus posibilidades electorales.

Desde esta columna se han predicado hasta el cansancio las razones jurídicas, políticas y operativas que hacen del estrafalario mecanismo de las PASO un instrumento de la desnaturalización de la institución partido político a través de una inconstitucional y brutal intromisión del Estado en su zona de reserva tolerada mansamente por las agrupaciones con los resultados que están a la vista.

Cabe recordar que la famosa ley de “democratización” de los partidos fue alegremente propiciada por la Justicia Electoral en la creencia infundada de que contribuiría a reducir su trabajo mediante la disminución de la cantidad de asociaciones partidarias en condiciones de participar de las contiendas electorales, algo que el tiempo se encargó de demostrar que era una idea tan quimérica y estrambótica como la desafortunada iniciativa kirchnerista poniendo en entredicho la capacidad de análisis de los encargados de dirimir las controversias partidarias.

Es francamente inentendible como juristas de renombre, altos dirigentes políticos y sesudos analistas toman como natural que sea el Estado paternalista el que diga inapelablemente cuando y en qué forma los partidos deben elegir sus candidatos a cargos electivos habilitando a cualquiera a opinar mediante su voto quienes deben ser los representantes de esa agrupación.

¿Qué parte de “Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático? Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta Constitución”. ¿No entienden los dirigentes que convalidan con su anuencia ese atropello estatal?

¿Acaso la elección de sus candidatos con la exclusiva participación de los afiliados es una falta de respeto a la Constitución? Es obvio que cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta de que lo dispuesto por la Ley Orgánica de los Partidos Políticos en cuanto a las elecciones de candidatos es un atropello y una intromisión estatal inadmisible, pero conveniencias coyunturales de los partidos mantienen la subsistencia de esta costosa aberración política inútil y perjudicial al sistema.

¿Qué confiabilidad puede tener una asociación, ya sea un partido o una alianza transitoria que no es capaz de dirimir sus cuestiones internas y unificar sus propuestas y sus candidatos sin el tutelaje del Estado y sin participación de gente que no tiene la menor idea de lo que pasa en el interior de esas agrupaciones?

Así, con total desfachatez dijo Landau en el debate de la ley: “Para lograr la consolidación del sistema democrático debe profundizarse, en primer lugar, la participación de todos los ciudadanos en la vida de los partidos y favorecerse la legitimidad de los candidatos que representarán al pueblo en su conjunto”

Imposible elaborar un sofisma más torcido para plasmar una patente desnaturalización del derecho de asociación protegido constitucionalmente. O sea que usted crea una asociación y luego hasta Doña Rosa puede meterse a elegir los candidatos de su asociación que le parecen más legítimos a su leal saber y entender. Lo paradojal de este artefacto es que sus creadores jamás lo usaron, hasta estas elecciones en que se vieron obligados por la coyuntura.

A lo mejor ahora los cráneos de Juntos aprenden la lección de Milei y comiencen a dimensionar los graves perjuicios y distorsiones que provoca el invento de Landau no sólo a ellos sino al sistema democrático mismo viendo a Javier Milei matarse de risa de los bobos que en lugar de dirimir sus diferencias dentro del ámbito partidario le allanaron gratis el camino a la presidencia exponiendo a cielo abierto sus miserias intestinas en el sagrado altar de las PASO para deleite de perros del periodismo que las exageraron y se hicieron un festín mediático con cada plato que se tiraban por la cabeza.

Y finalmente logren liquidar al hijo esquizofrénico nacido de la mente siniestra de Néstor Kirchner en una noche de furia y devuelvan a los partidos lo que nunca debieron haber resignado.

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