Por Carlos Tórtora.-

A 18 días de la segunda vuelta, la campaña parece focalizarse en dos grandes grupos de problemas que afectan a cada candidato. Acuciado por el faltante de combustibles, Sergio Massa debe luchar contra la creciente impresión generalizada de que estamos a las puertas de la hiperinflación, con los primeros síntomas de desabastecimiento y con muchas empresas previniendo la ocurrencia de saqueos antes de fin de año O sea, un panorama de descontrol que podría hacer que el tigrense no consiga seducir con su discurso al electorado radical y de centro que hoy es su objetivo. Esta cuestión hace que surja el interrogante de si el ministro de economía no llegó ya a su techo y sólo le quedan por sumar los votos de Myriam Bregman y de expresiones menores como el Partido Socialista. El análisis de ciertos números de las PASO refuerzan está teoría. En ese entonces, Horacio Rodríguez Larreta obtuvo sólo el 11% pese a que aparentemente sumaba a los votos del larretismo y de la UCR. Pero es obvio que las cuentas no cierran, porque los radicales cuentan con no menos de un 15% del padrón nacional y, si calculamos que en las PASO obtuvieron la mitad de los votos de JxC, esto nos daría 5,5%. En otras palabras, que buena parte del electorado radical ya habría votado a Massa en las primarias, con lo cual éste no debería esperar ahora más que un volumen bastante discreto de sufragios radicales. De ser así, Massa estaría tocando su techo mientras que Javier Milei no.

Insinúan un segundo gobierno del PRO

El problema principal que enfrenta el líder libertario son los posibles costos de su asociación con Mauricio Macri. La forma turbulenta y desprolija como se produjo la alianza no ayuda y, sobre todo, la asunción por parte de Macri de un rol protagónico que por momentos opaca al propio Milei. Comenzó entonces aquí una peligrosa discusión en torno a si el equipo de economía de La Libertad Avanza no está a punto de ser sustituido por el elenco macrista de Federico Sturzenegger, Luciano Laspina y Guillermo Sandleris. Esto dentro de la hipótesis de una conspiración mayor: o sea, que el PRO, aprovechando la endeblez libertaria, iría por todo y pretende dejarlo al candidato en un rol simbólico. En otras palabras, que el eventual gobierno de Milei no sería otra cosa que el segundo gobierno de Macri. Exageradas o no, estas especulaciones están pegando fuerte en la masa de libertarios que, en líneas generales, tienen poca o casi ninguna experiencia política. Los síntomas de este malestar ya se advierten en el comunicado de una serie de legisladores electos nacionales y provinciales que anuncian su separación de La Libertad Avanza por no aceptar la sociedad con Macri. En medio de este vendaval, Milei no parece reaccionar para superar la crisis interna y se lo ve con menos presencia pública que antes. Tal vez incómodo por tener que moderar su discurso para captar a los votantes del PRO. Nadie cuenta con una estimación real de cuántos votos le puede costar a Milei el rol estelar de Macri, pero sí sabemos que el expresidente supera el 60% de imagen negativa. También cabe preguntarse si el Macri necesita, para lograr sus objetivos, posicionarse como el padrino de Milei; pero lo cierto es que su alta exposición hace daño y mucho.

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